Sueños de los terroristas de Miami

Publicado el 04 junio 2018 por Santamambisa1

Por Arthur González

Esos que se dicen defensores de los derechos humanos en Cuba y tiene a su haber cientos de muertos por sus actos terroristas contra el pueblo, ahora trasnochados y con el saco repleto de 59 años de fracasos, llaman a la desobediencia y la rebeldía nacional, para aplicar la misma receta de Venezuela y Nicaragua.

La mafia terrorista de Miami no acaba de comprender que la Revolución cubana es auténtica, popular y con raíces mambisas anti imperialistas.

Millones de dólares malgastados por Estados Unidos durante más de medio siglo, no han podido derrocar lo que el pueblo cubano ha construido y defiende, consciente que de eso depende su independencia y soberanía.

El 30 de mayo 2018 en una demostración de subordinación a los que han asesinado y ejecutado cientos de actos terroristas contra Cuba, algunos de los “disidentes” fabricados por la CIA, como Antonio Enrique González-Rodiles, se reunieron en Miami con varios terroristas entre ellos Ángel de Fana, participante en un plan de asesinato al presidente cubano, Fidel Castro, cuando asistía a la Cumbre Iberoamericana en Isla Margarita, Venezuela.

El objetivo de dicho encuentro fue firmar un panfleto en el cual acordaron “unir” a los grupúsculos contrarrevolucionarios que aún quedan en la Isla, con aquellos radicados en Estados Unidos, según dicen, para liberar a Cuba de la dictadura de Castro, algo idílico que nunca han logrado.

La edad de la mayoría de los residentes en Miami les hizo perder la memoria de sus constantes fracasos, desde la aplastante derrota de la brigada mercenaria en Playa Girón, hasta los planes terroristas ejecutados durante los últimos 60 años.

El propio Gonzales-Rodiles es una prueba del fracaso yanqui, pues su mal diseñado proyecto del 2007 denominado Estado de Sats, se quedó por el camino sin penas ni glorias, a pesar del apoyo de la CIA.

Embriagados por lo que observan en la televisión, sobre las revueltas callejeras en Venezuela y Nicaragua, financiadas por la CIA a través de la NED y la USAID, piensan que en Cuba pueden aplicar similares fórmulas, olvidándose que los cubanos no permitirán jamás nada que perturbe su seguridad ciudadana.

Esos que creen realmente que son “disidentes”, pero dirigidos, entrenados y financiados por la CIA, desconocen al pueblo de Cuba y aunque pudieran existir inconformidades por la situación económica resultante de la Guerra Económica y también por errores cometidos, olvidan que, ante un hecho contrarrevolucionario, de inmediato el pueblo se une para repudiarlo.

Los ideólogos del presidente Donald Trump, retomaron añejos criterios de la CIA, cuando el 02.05.1967 se opusieron a un cambio de política hacia Cuba, asegurando:

“[…] “las medidas de rechazo económico y aislamiento político a través de las acciones de la OEA, contribuyen a crearle dificultades a Castro, pero no han sacudido su control sobre el poder” […]

“Después de seis años vale preguntarse si esta política será la mejor para hacer avanzar nuestros intereses nacionales, bajo las condiciones que puedan prevalecer en el futuro”.

Al igual que piensan hoy los funcionarios de la actual administración, en aquellos años hubo rechazo al cambio, bajo los argumentos siguientes:

“No es el momento más propicio para cambiar nuestra política hacia Cuba, ya que las dificultades económicas de Cuba y las señales del creciente descontento, indican que las penurias tienen un efecto real y es mejor mantener las presiones a fin de lograr el derrumbe del socialismo”.

Ni el desmembramiento del socialismo en Europa que conllevó al llamado Periodo Especial en Cuba, ni el reforzamiento de la Guerra Económica con la persecución financiera ejecutada por Barack Obama, con sus multas de 10 mil millones de dólares contra los bancos extranjeros que se atrevieron a negociar con La Habana, campañas mediáticas de supuestas violaciones de los derechos humanos, actos terroristas contra varios hoteles y restaurantes, ni la Posición Común de la Unión Europea, mermaron el apoyo popular a la Revolución.

Si Antonio-Enrique González-Rodiles considera que la situación en Cuba es “cada día más asfixiante y el país se desmorona a pedazos”, puede volver a residir en Miami, donde vivió hasta el 2002 cuando la CIA lo reclutó para llevar a cabo el proyecto Estado de Sats, obligándolo a regresar a La Habana y renunciar a su estatus migratorio de residente permanente en el exterior.

En Cuba no hay retroceso al sistema escogido por el pueblo, ni regreso al sistema imperante hasta 1958, cuando Fulgencio Batista asesinaba a todo el que se le opusiera, torturando a diestra y siniestra con el visto bueno de los yanquis.

González-Rodiles ha marcado su camino al unirse a terroristas, como Ángel de Fana y Armando Valladares, quienes cumplieron sanción en Cuba por sus acciones terroristas, por lo que siempre tendrá el desprecio de los cubanos.

Ese intento de la CIA por realizar provocaciones callejeras en Cuba con sus asalariados Berta Soler, Guillermo Fariñas, Jorge Luis García “Antúnez” y el drogadicto Gorki Ávila, no tiene futuro, porque:

  • Desconocer al nuevo Presidente.
  • Apoyar la aplicación de sanciones políticas, económicas y judiciales contra Cuba, sus funcionarios y otros vinculados a ellos.
  • Condenar la violación de los derechos humanos y exigir la liberación de los presos contrarrevolucionarios y que se les permita ejecutar provocaciones callejeras.
  • Exigir el derrocamiento del sistema socialista y el paso al capitalismo.
  • Llamar a la desobediencia y realizar actos callejeros en contra del gobierno.
  • Solicitar apoyo y reconocimiento de otros países a los grupos contrarrevolucionarios.

Son parte de la receta diseñada por el ideólogo Gene Sharp, pero esas nunca serán aplicables en Cuba, porque como aseguró José Martí:

“Una vez gozada la libertad, no se puede vivir sin ella”.