Sueños de Piedra~ Iria G. Parente y Selene M. Pascual ~
573 páginas || 16'50€ || Nocturna Ediciones
Rústica con solapas || 9788494335471
Érase una vez un reino muy, muy lejano donde un príncipe premió a un mago por ayudar a rescatar a una joven en apuros.
Encantador. Lástima que nada de esto sea verdad.
En realidad, el príncipe sueña con gloria y venganza; el mago, con que sus hechizos no sean siempre un desastre y la joven en apuros, con huir de un pasado que la atormenta... y del recuerdo del hombre al que ha matado. Érase una vez...
Llevaba ya tiempo con ganas de descubrir la pluma de estas jóvenes autoras españolas, con la necesidad de probar sus historias y comprender por qué a la gente le gustaban tanto. Así que cuando supe que Nocturna publicaría su última novela, y que esta estaría ambientada en una especie de cuento de príncipes y princesas, supe que era el momento oportuno para por fin estrenarme con Iria y Selene.
Lo cierto es que sentía muchísima curiosidad por esta historia, ¿y quién no después de leer esa sinopsis tan intrigante? Una historia que aparenta ser lo que no es: la típica historia de príncipes y doncellas en apuros, de magos invencibles e increíblemente buenos, pero que en realidad luego nada de todo esto es cierto: el príncipe es un engreído y un egoísta, incapaz de ver más allá de su propio beneficio; la doncella en apuros es más valiente que el príncipe y el mago no es capaz de lanzar un hechizo sin que nadie salga perjudicado. Bienvenidos/as a Marabilia, el reino donde las cosas no son lo que parecen.
Como protagonistas de la historia tenemos dos voces y personajes totalmente diferentes: Arhtmael, príncipe de Silfos, y Lynne, una joven que vio truncado su futuro cuando cumplió los catorce años. A través de sus voces el lector va conociendo sus historias, su pasado y su presente, cómo estos dos personajes tan distintos consiguen encontrarse y comenzar a vivir una aventura juntos, una aventura plagada de acontecimientos que pondrán el corazón del lector en un puño en más de una ocasión.
Arthmael se presenta como un príncipe engreído, muy egoísta, ególatra y mujeriego, incapaz de mirar más allá de su propio beneficio y bienestar, que solo busca la fama y el reconocimiento. Debo reconocer que este carácter suyo me sorprendió muchísimo, y es que tiene ese punto cómico que hace que el lector sonría sin ser consciente de ello, a pesar de que en más de una ocasión también le entren ganas de arrearle un cogotazo en la cabeza.
Escalofrío. Estaría bien que apartara la vista, pero como no parece tener esa intención, lo hago yo. Entiendo que haya visto que Hazan es un aprendiz, ya que lleva esa ridícula túnica, pero yo... Oh, bueno. Supongo que tengo escrito por toda la cara mi pertenencia a la realiza y mi heroicidad y gallardía. No podría pasar desapercibido ni aunque me rebozara en barro, me pusiera un taparrabos y fuera aullando por el bosque como un loco.
Lynne, por el contrario, es una joven de diecisiete años que se vio obligada a ejercer la prostitución cuando cumplió los catorce años solo para poder sobrevivir. Su vida nunca ha estado plagada de comodidades ni ha sido fácil, pero está dispuesta a luchar con uñas y dientes para cambiar su futuro, para dejar a un lado la persona que se ha visto obligada a ser y convertirse en la que siempre soñó ser: una gran mercader. Pero para ello tendrá que comenzar a valorarse aún más y a sentirse más segura de que lo puede lograr.
Ambos personajes me han encantado porque son totalmente distintos el uno del otro, pero juntos se complementan bastante bien a pesar de que pueda resultar extraño. Me ha fascinado cómo ambos personajes evolucionaban conforme iba avanzando la historia, como maduraban y como luchaban contra la adversidad. Y junto a ellos se une Hazan, el pequeño aprendiz de magia que, aunque es más secundario, juega un papel importante en la historia.
Cojo aire con dificultad. Está equivocado. Yo no quiero ninguna familia ni ningún hombre que me la dé. Si tiene razón en algo es en que he visto cómo son. Aquí han venido de todo tipo: solteros, casados, con una docena de hijos... Todos a lo mismo. No aspiro a que nadie me quiera. No aspiro tampoco a querer a nadie. Quizá no pudiese hacerlo aunque quisiera, porque hace mucho que se me olvidó lo que era sentir cariño.
Por otro lado, la trama me fascinó por completo. Sueños de Piedra tiene un ritmo tan ágil que consigue que el lector se enganche muy fácilmente a su historia y no pueda dejar de leer hasta finalizarla. Y es que la historia está plagada de aventuras, de encuentros con feroces criaturas, de lugares mágicos y tenebrosos a partes iguales, de vasallos, sangre y venganza. Es una historia que tiene de todo, y sin olvidarnos de la denuncia social que está presente durante toda la historia, lo que hace que la historia sea aún más original y distinta dentro del ámbito juvenil.
El estilo de Iria y Selene me ha gustado muchísimo. Han escrito una historia que contiene muchísimos elementos maravillosos, una trama cargada de drama, misterio, comedia, magia y venganza muy bien elaborada y han sabido jugar muy bien sus cartas. Sin duda alguna, repetiré con otra de sus historias porque me han encantado.
Con respecto al final, es perfecto. Arthmael y Lynne, e incluso Hazan, no podrían tener un mejor final. Un epílogo que está cargado de sentimientos y de esperanza que me hizo soltar alguna lagrimilla por la emoción de acabar una historia tan fantástica como esta.
Sueños de Piedra es un libro que ha conseguido conquistarme desde la primera hasta la última de sus páginas por sus personajes, su ambientación, su trama y su todo. Una historia cargada de valores y denuncia social, con un toque cómico y dramático, unos personajes absolutamente maravillosos y un ritmo tan fluido como adictivo, que te impedirán soltar el libro hasta haber llegado al final.
Gracias a Nocturna Ediciones.