Hoy he soñado con Mario Vaquerizo. Podía haber soñado con cualquier otra persona, pero ha sido con Mario, y no Vargas Llosa (que al final también se lo ha llevado la "gente guapa"), sino Vaquerizo. Y se me ha hecho, presuntamente, como su figura: larguísimo.
Quizás, todo lo anterior es el signo de nuestros tiempos.
Y los partidos tradicionales se siguen preguntando por qué los nuevos partidos, especialmente “el nuevo partido” tiene tanto tirón. Tienen miedo a esa especie de “revanchismo” que conlleva esa frase de “El cielo no se toma por consenso, sino por asalto”.
En un país, en el que durante muchos años con la religión como única opción: pórtate bien, e irás al cielo. O su amenaza: pórtate mal, e irás a los infiernos, (así, en plural, para acojonar más). Con el tiempo nos hemos ido dando cuenta de que el cielo, los cielos, sería como la Suiza del pobre.
Y ya hemos aprendido que cada vez que alguien se dirige al pueblo, con la otra mano, la que no vemos, nos quita algo. Y ya no nos queda ni el cielo, aquello que íbamos a tomar por asalto. ¿Y los sueños?Ya no quedan tampoco. Sueñas con poco, ya hasta el nivel es bajo, muy bajo. Sueñas con Mario Vaquerizo, y te desaparece la cerveza.
Y luego, el gobierno todavía en el poder se pregunta qué habrán hecho mal para que se tome el cielo por asalto, y no se intente llegar a un consenso.
Y el domingo …., hay que ir a votar. Y no me queda ninguna cerveza … Me han robado lo único que me quedaba. Ya lo dijo Don Gustavo: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!
Y humildemente, este vecino añadiría: Y secos, muy secos, tanto como la mojama, ... o como Mario Vaquerizo.
*FOTO: DE LA RED