Suiiki, de Yuki Urushibara

Publicado el 10 marzo 2020 por Belldandy @belldandy_18
Lectura que tenía pendiente desde que compré la serie en 2015, ahí es nada, aunque no es ni mucho menos el caso más sangrante que tengo en mis estanterías de manga que está esperando que me acuerde de él. Por ejemplo, también tengo de la misma autora su obra más famosa, Mushi-shi, muerta de pena en una balda desde que la adquirí de oferta en 2016. Sí, lo sé, soy una hereje. Pero aún hay casos peores, así que mejor lo dejamos aquí antes de que me queráis crucificar del todo.
Argumento
Un verano especialmente abrasador y además marcado por una preocupante sequía ha llevado a que se prohíba llenar las piscinas de los institutos. Chinami es una chica que adora nadar y no puede echar más de menos zambullirse. Quizás por eso, cuando se desmaya por un golpe de calor, aparece en un precioso paraje verde, en el que está lloviendo y hay un río magnífico al que no duda un momento en lanzarse para nadar. Justo antes de volver en sí llega a vislumbrar al otro lado del río una aldea. 

Esa misma noche, mientras se bañaba, se queda dormida en el agua y vuelve a transportarse al mismo sitio. En esta ocasión llega a pasearse por la aldea y se encuentra con un niño nadando a los pies de una preciosa cascada. Éste se llama Sumio y la lleva a su casa donde está su padre que, por su aspecto, más bien podría ser su abuelo. Chinami tiene la sensación de que conoce de algo a ese anciano y ese lugar. Y así es. La chica está más ligada a ellos y a esa aldea de lo que cree.

Reseña

Como sabéis, no soy muy de shonens y seinens, pero como es lógico no soy radical en esto y tengo en realidad bastantes obras de ambas demografías. Si las reseño menos es porque de éstas suele haber muchísimo más material en las redes que de shojos y joseis. De esta misma serie que hoy reseño, haciendo una búsqueda rápida, podéis encontrar unas 10 reseñas mientras que de muchos shojos que he comentado apenas había un par y gracias. Por tanto, no voy a añadir gran cosa a lo que podáis leer en otros sitios, pero quería reseñarla.

Si la serie la tuviese que englobar en un género concreto más propio de la literatura diría que pertenecería al realismo mágico, es decir, es una obra que mezcla una trama mayormente costumbrista con ciertos elementos fantásticos que le dan un punto muy especial.De fondo, la serie trata un tema político muy interesante que es la construcción de un pantano que inevitablemente dejará bajo sus aguas a un pequeño pueblo rural. No sé en otros países pero aquí es un tema que a poco que nos informemos nos podemos sentir identificados pues es bien sabido que durante el Franquismo (aunque era un plan previsto en la II República) se inauguraron un buen número de éstos dejando muchos pequeños pueblos olvidados bajo sus aguas. En algunos reportajes o documentales se recogen testimonios de ya ancianos que vivieron este exilio forzoso de su entorno cuando eran apenas niños. No es lo más relevante en sí de la serie en cuanto a sentimientos pero ahí está cómo refleja el dolor de unos, la resignación de otros y la culpa de unos pocos por sacar provecho al dinero que reciben por sus tierras. Es un caso muy particular del clásico dilema entre el avance y el respeto por lo existente y tradicional con la peculiaridad que los pantanos son realmente necesarios y cada vez lo veremos más según avance el cambio climático. Por supuesto hay muchísimas consideraciones ecologistas y sociales de fondo, pero tampoco quiero extenderme más, que estoy divagando demasiado ya y, aunque es un elemento importante para la trama, no es el núcleo de lo que nos quiere hablar la autora.

Un poco relacionado con esto de antes, el marco principal de la serie es ese pueblo rural, tradicional, más propio de siglos pasados que del XX. Un mundo en que los japoneses aún creían en los dioses que habitaban en la naturaleza, como el dios dragón de la cascada. El pantano que se construye y oculta el pueblo no sólo hace desparecer éste sino también ese estilo de vida y de creencias.

La serie retrata tres generaciones de una familia. La más antigua de las tres, los abuelos de Chinami, tienen desarrollado su romance y cómo crecieron desde que eran unos niños, todo con mucha ternura y sencillez. Me pareció una historia de lo más bonita la suya, atravesada por los hechos de la II Guerra Mundial, y quizás es lo que más me ha gustado de la serie. Aparte de esto, también trata los tabús que surgen en una familia, el no hablar de ciertos hechos y/o personas por lo que puede sacar a la luz de pesar o miedo. Tantos elementos e hilos y todos tan bien llevados hasta un buen desenlace que lo deja todo cerrado aunque a mí me dejó un tanto fría en comparación al resto de la serie.Será porque en los últimos tiempos están muy de moda las películas anime con gran importancia del agua pero no me podía quitar de la cabeza todo lo que habría ganado esta serie siendo adaptada. Aunque el dibujo en B/N es muy bueno, te deja con ganas de ver los paisajes verdes y el agua a todo color. De todos modos, sí tengo una pega en cuanto al estilo y es lo poco que se diferencias algunos personajes entre sí. No es muy grave y hay pequeños detalles que permiten reconocer a cada cual, pero con lo detallado de los escenarios choca la sencillez de los humanos.

En definitiva, una gran serie con varias capas de enfoques, temáticas y reflexiones que seguro que hará las delicias de cualquier lector habitual del manga o incluso de quien apenas haya leído nada. Una lectura tranquila y sentimental pero sin acercarse al melodrama, con un punto de melancolía y nostalgia precioso, con muy buena historia y que sólo flaquea un poco en su desenlace.