“Si quieres conocer a la gente, empieza una guerra”
Por: Gabriel García Twitter: @NosSoyEseGaboLa frase pasa sin pena ni gloria dentro de la película y se pierde dentro de los demás textos, pero es el faro que guía y que justifica la mayoría de las cosas que suceden dentro de la misma. A ésta, podría agregársele que el amor también saca las mejores y las peores cosas, y también es uno de los temas principales de “Suite Francesa”.
Y la verdad es que “Suite Francesa” es una película de amor en medio de la guerra o de guerra en medio del amor (del mismo modo en el sentido contrario). Está bien dosificada: no mucha melosería, no mucho amor, no muchos besos, no mucha piel, no mucha violencia, no muchas armas, no mucho fuego pero eso sí, mucho drama.
Es una historia de amor que surge en mitad de una invasión que se da durante la guerra en una Francia atemorizada. Numerosos soldados alemanes llegan a una población a instalarse y a instaurar su régimen. Es el choque de dos culturas, el choque de dos bandos, el choque de dos mundos y el choque de dos corazones que aunque diferentes, encuentran un lugar y un espacio en mitad de la batalla para amarse, primero a escondidas y luego libremente (como debe ser), todo esto mediado por la música sutil del piano, como para agregar más romance.
Y es tal la libertad que da el amor, que al final todos terminan libres pero no como todos esperábamos, ya que al igual que en una guerra, nadie sale ileso.
No salí directo a inyectarme insulina, pero si con una idealización del amor, ese amor que supera barreras y que junta a dos personas que al inicio no tenían nada en común. Vaya a cine sin miedo, con crispetas y también con el amorcito al lado para poder tomarla de la mano en aquellos momentos donde el amor sale victorioso de la guerra. Share on Facebook Share on Twitter Share on Google Plus