Algunos lo hemos dicho: lo de ayer, que en términos de patética justificación nos quieren vender como que CIU ha salvado a la galaxia y más allá, no es más que el principio de toda una serie de reformas neoliberales que nos vana a apretar el cinturón hasta que la hebilla caiga en la espalda.
No han dejado que el humo del incendio se extinga cuando el Consejo de Ministros acaba de aprobar un techo de gasto para el año que viene en los presupuestos generales del estado con una rebaja del 7,7 % con respecto a los de 2.010.
Algunos cifran el recorte en una potencial rebaja del 15% en el gasto de los ministerios para el año que viene, con el objeto de reducir el déficit al 6%.
Como se está persistiendo en una política que promueve la reducción del déficit sacrificando el crecimiento, las perspectivas de reducción del desempleo son sencillamente indecentes, reconociendo abiertamente que va a haber más paro y condenando a millones de personas a la precariedad absoluta. La receta FMI de toda la vida. La que condena al hambre y a la precariedad.
No se engañen: el recorte que se espera es tan brutal como el que ayer se dio, porque por mucho que se quieran aligerar partidas de protocolo, altos cargos, y coches oficiales, de lo que estamos hablando son de miles de millones de euros que recaerán fundamentalmente en las pensiones, en las prestaciones de desempleo y en las transferencias a otras administraciones, que se traducirán en menos servicios a los ciudadanos y en su privatización.
No se extrañen cuando comencemos a hablar próximamente de planes de pensiones privados, privatizaciones de la sanidad, copagos y eliminación de la gratuidad en la educación.
No me extraña que el PP no quiera elecciones en breve. Le van a dejar un paraíso liberal sin mover un músculo.
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