Sungai Kinabatangan, el regalo de Malasia a la Tierra

Por Mteresatrilla
Nuestra siguiente etapa nos conducirá hasta la cuenca del Sungai Kinabatangan, que con sus 560 kilómetros es el río más largo de Sabah. Sus orillas esconden un santuario de vida salvaje que dibujan uno de los ecosistemas más ricos de la Tierra, motivo que le convierte en uno de los destinos más atractivos de la zona. El viajero independiente no lo tiene demasiado fácil para moverse ya que los touroperadores tienen la exclusiva de algunos destinos. Sin embargo, a pesar de la escasa presencia de transporte público y la poca oferta de alojamientos que no estén ligados a alguna agencia, es posible organizarse para pasar unos días en la cuenca del río.Antes de emprender el viaje había intercambiado algunos correos con la oficina de turismo de Sabah y a pesar de que me confirman que hay un bus diario de Sandakan a Sukau, no me aclaran ni el horario ni el lugar de parada.De buena mañana, llamo al Greenview Sukau B&B donde nos alojaremos las dos próximas noches y me comentan que han hablado con el conductor del bus y que nos pasará a recoger por el Sepilok Jungle Resort entre la 1pm y 1:30pm, evitando así tener que retroceder hasta Sandakan.A las 12 ya estamos preparados pero a las 2 todavía no ha llegado nadie y empiezo a temer que algo falla. Al final todo ha sido un malentendido y aunque pueda parecer poco habitual el chofer pasó a recogernos pero se ve que esperaba encontrar a tres chicas y al no ser así emprendió el viaje sin nosotros. Por lo que deduzco no estarán acostumbrados a que sea una mujer quien negocie los alojamientos o los transportes y como dejé mi nombre para la reserva de una habitación triple, pensarían que éramos tres chicas. Vaya por Dios!Después de unas cuantas llamadas, a las 3 de la tarde nos recoge una furgoneta pero a pesar de que nos arreglan el precio nos sale bastante más caro de lo que teníamos previsto. Lo único que nos importa ahora es llegar cuanto antes a Sukau.El viaje se hace mucho más rápido de lo que creía y tras poco más de dos horas de recorrer kilómetros y kilómetros de monótonas plantaciones de palma aceitera, llegamos al Greenview Sukau B&B. La habitación es muy básica y dispone tan sólo de tres camas, un ventilador y un pequeño lavabo sin agua caliente y ni siquiera un triste trozo de papel higiénico. La B&B consta de la casa principal y algunas barracas anexas con habitaciones, como la que nos han adjudicado. En otro edificio se encuentra la cocina y el comedor que está abierto de cara al río y hace también las funciones de punto de reunión y de información. En el B&B disponen de guías especializados en cada tipo de actividad, buenos conocedores del río y de la fauna y flora que lo habitan. Se calcula que más de un 20% de la selva ha sido talada desde 2001 y en gran parte de forma ilegal. El futuro de esta selva de más de cien millones de años de antigüedad se ve altamente amenazado por las plantaciones de palma y por la industria de la madera que han devastado la cuenca alta del río con la consecuente expulsión de muchos animales de su hábitat. En 1999 unas 27000 Ha de la cuenca del bajo Kinabatangan se declararon zona protegida y posteriormente se declaró también santuario de aves y reserva natural por lo que me gusta creer que se ha iniciado un buen camino.
Las selvas de la planicie se desarrollan en el área donde el río toca las tierras bajas. Sus rasgos más habituales son los lagos que se forman en las curvas de los ríos, las selvas en los pantanos de agua fresca y las colinas de piedra caliza.Esta zona de tierras húmedas alrededor del Kinabatangan inferior alberga hábitats acuáticos y terrestres que ayudan a regular la cantidad y calidad de las aguas, así como a mantener las funciones del ecosistema, formando un santuario de fauna y flora ricas y diversas.
Cualquier época del año es buena para visitar la zona, aunque la estación de lluvias que va de octubre a marzo puede resultar incómoda por las frecuentes inundaciones, pero en contrapartida es la mejor época para el avistamiento de aves.A pesar de haber llegado más tarde de lo previsto y del buen chaparrón que está cayendo nos proponen realizar el llamado “afternoon cruise”. Ha dejado de llover y la luz del cielo toma un aire especial. El paisaje es precioso pero el río, majestuoso, inmenso, impone respeto por no saber lo que se esconde bajo sus fangosas y turbias aguas y por la selva que lo envuelve. Al principio me invade una cierta desconfianza que desaparece a medida que la barca se va deslizando sobre sus aguas.Sencillas casas de madera sobre palafitos contrastan con algunos lodges turísticos que se extienden a lo largo de sus orillas.
Es una buena hora para avistar animales y empezamos a disfrutar del momento. Un canto rítmico y ensordecedor nos indica que tenemos cerca un cálao, ave sagrada para algunos pueblos de Borneo y todo un símbolo nacional. Efectivamente, se trata de un cálao rinoceronte (Buceros rhinoceros) especie amenazada que vive en las selvas y bosques lluviosos de Borneo, Sumatra, Java y Península de Malaca. Viendo el aspecto del ave, se adivina fácilmente el por qué de su nombre. A pesar de lo que pueda parecer, el color natural de su pico y de su prominente cuerno es el blanco, pero debido al constante roce con una glándula que esconde bajo la cola la cual exuda un líquido de color naranja, se van tiñendo esas partes tan características. Vemos también otro tipo de cálao, el llamado Oriental Pied (Anthracoceros albirostris) que aunque no es tan llamativo como el anterior, emite un sonido igual de escandaloso, casi tanto como el de los machos proboscis (Nasalis larvatus). Además de varios grupos de esos feos primates vemos macacos de cola larga, macacos plateados, jabalís y diferentes tipos de aves. No tenemos la suerte de encontrar algún elefante pigmeo, aunque el guía nos hace notar el rastro que dejan por allí donde pasan. Ya empieza a oscurecer y la barca da la vuelta para regresar al B&B. El guía le indica alguna cosa al barquero y éste para el motor. Con los prismáticos salimos de dudas: se trata de un orangután construyendo su nido en lo alto de un árbol para pasar la noche, tarea que no le lleva más de cinco minutos.




A las 7 se cena y es el momento de compartir experiencias y anécdotas con gente de diferentes partes del mundo. La sobremesa es corta puesto que a las 8 salimos de nuevo con la barca para participar del “night cruise”. Aunque el objetivo es ver animales de costumbres nocturnas me da la sensación que lo que conseguimos con el potente foco que utiliza el guía para iluminar la orilla del río y las ramas de los árboles es fastidiar a todo bicho viviente que intenta dormir. Acurrucados pajarillos, elegantes lechuzas, dos pequeños cocodrilos que dejan ver sus prominentes ojos sobre las oscuras aguas, varios grupos de monos proboscis ahora en absoluto silencio, un despistado jabalí y poca cosa más aparte de las luciérnagas que dan un poco de color a la negra noche. El cansancio acumulado del día y el ambiente relajado hace que por unos momentos yo también me quede dormida; no tendré que esperar demasiado para dejarme caer sobre la vetusta cama.
Aquí no hay tiempo para el aburrimiento y llegamos dispuestos a aprovechar cada minuto de todo lo que el Sungai Kinabatangan nos quiera mostrar. El despertador suena a las 5:30 y a las 6 tenemos una nueva salida con la barca, esta vez conocida con el nombre de “dawn cruise”. Hemos ido despertando con el día y hemos disfrutado de un bonito amanecer. Más aves, más proboscis y una gran serpiente de los manglares sobre nuestras cabezas. Llegamos hasta el lago de herradura o de collera de buey (Oxbow lake), donde los sedimentos han cerrado la entrada y salida del antiguo meandro quedando fuera del cauce del río, lo que le convierte en morada de peces de agua dulce y nutrias. Ha sido un recorrido interesante ya que nos hemos adentrado en diferentes afluentes del Kinabatangan que antaño se utilizaban para el transporte de los nidos de vencejo desde las cercanas Cuevas de Gomantong que visitaríamos un poco más tarde.


Después del desayuno damos un agradable paseo hasta el pueblo de Sukau que se encuentra a menos de dos kilómetros de la B&B. Apenas nos hemos cruzado con algún vehículo, de cuatro ruedas ninguno, sí alguna motocicleta. Revoloteo de mariposas, gallos y gallinas con sus polluelos campando a sus anchas en medio de la carretera, árboles que dan buena sombra, gente amable que nos saludan con un “hello” y una amplia sonrisa, una población que vive de lo que el río les ofrece. La vida se desarrolla en sus orillas e incluso algunos duermen dentro de sus barcas. Sukau es muy pequeño, aunque también pertenecen al pueblo las casas aisladas de sus alrededores. Las casas, la mayoría de madera, son muy sencillas y con un escaso mantenimiento. Los niños que a esa hora están en la escuela, cuando nos ven pasar se acercan corriendo para preguntarnos nuestros nombres que intentan repetir entre sonrisas sin demasiado éxito. Un pequeño cementerio, una pequeña mezquita, una pequeña tienda… y es que aquí todo es pequeño menos el río, claro. 


Sobre las 10:30 nos pasan a recoger para ir a visitar las Cuevas de Gomantong. El coche lo conduce un chaval muy joven, si no me falla la intuición, diría que no llega a los 18. No habla una sola palabra en inglés pero le han dado instrucciones de donde nos tiene que acompañar.Hasta las cuevas hay unos 20 kilómetros y el trayecto se hace rápido. Igual que en las Cuevas de Niah que visitamos en Sarawak, aquí se recolectan los nidos de vencejo y el guano de murciélago. Desde las oficinas del parque hasta la cueva hay un agradable sendero que discurre sobre una pasarela de madera y que se puede hacer en escasos 20 minutos. En cuanto a fauna, sólo vemos lagartos, mariposas y macacos. La cueva en sí, es menor que las de Niah pero aquí se ve mucha materia prima. Estas cuevas, situadas en colinas de caliza alrededor del bajo Kinabatangan, se han hecho famosas por la cantidad de nidos comestibles de pájaros que albergan, cuya recolección está rígidamente controlada por un sistema de licencias.Las paredes están llenas de murciélagos y el suelo está cubierto de una gruesa capa de guano. Recorremos la cueva en sentido de las agujas del reloj sobre una pasarela de madera muy resbaladiza. El olor es insoportable y una especie de grillos de color anaranjado invaden absolutamente todo. Los hay a miles y a pesar de los intentos para esquivarlos es inevitable pisar alguno con el consecuente creek que eriza los pelos. Un par de ratas cruzan por delante de mis pies … y lo que no vemos debido a la falta de luz en el interior.

Vistas las cuevas volvemos a Sukau y después de comer nos disponemos a realizar la última salida por el río, de nuevo el “afternoon cruise”. Vemos menos narigudos que ayer pero está lloviendo y están menos activos. De hecho, durante la época de lluvias cuando el nivel del río sube considerablemente se encuentran muy pocos proboscis ya que se adentran hacia el interior de la jungla. De nuevo los ensordecedores cálaos y unos juguetones macacos cola de cerdo (pig tail macaques) nos mantienen entretenidos un buen rato. El súmmum ha sido ver de nuevo orangutanes en total libertad. En esta ocasión han sido dos y los hemos tenido relativamente cerca, un sueño hecho realidad. Nos quedamos con las ganas de ver algún elefante pigmeo pero el río Kinabatangan nos ha dado más de lo que esperábamos.
La última actividad consiste en la caminata nocturna “night walk”. Acompañados por un experto guía en pájaros nos disponemos a descubrir diferentes especies que habitan un poco más alejados del cauce del río, especialmente aves de llamativos colores y algún escorpión.Volvemos a madrugar ya que a las 6:30 de la mañana nos pasará a recoger el bus que va a Sandakan. Aquí el día empieza bien temprano y ya tenemos el desayuno preparado. A esa hora, los niños de las aldeas de los alrededores ya caminan hacia la escuela bien peinados y arreglados. Llega el bus, que en realidad es una furgoneta de siete plazas. Ocupamos nuestro asiento y nos despedimos del personal de la B&B mientras dirijo una última mirada al gran Kinabatangan.