Título: Sunset Park
Autor: Paul Auster
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 2010
Páginas: 278
ISBN: 9788433975461
Este ya es el decimosegundo libro de Auster que leo desde que descubrí a este autor en noviembre de 2009. Creo que, al igual que ocurre con otros muchos escritores, a Paul Auster o se le adora o se le odia, no hay término medio, precisamente porque sus libros no dejan indiferente a nadie, o entusiasman o se aborrecen, pero nunca nos dejan fríos algo que, por otra parte, creo que es lo peor que nos puede ocurrir con un libro, que no nos transmita nada, que no nos haga sentir. En mi opinión, este es uno de los libros más diferentes del autor, sin llegar a ser cien por cien original, ya que parte de la premisa compartida por muchas de sus obras, un protagonista que abandona su ciudad y comienza una nueva vida. Aun así, es uno de los que más me ha gustado y más me ha hecho reflexionar sobre el amor, la familia, la amistad, el pasado, el egoísmo o los objetivos que nos marcamos en nuestras vidas. A sus 28 años, Miles Heller lleva casi ocho años desaparecido. Rompió los lazos que le unían a su familia, a su historia, abandonó su Nueva York natal y desde entonces recorre el país en busca de trabajos precarios que le permitan sobrevivir y tener la mente ocupada para no pensar en el pasado.
En su padre, Morris Heller, dueño de una editorial, quien no atraviesa sus mejores momentos, ni profesionales ni personales. En su madre, Mary-Lee Swann, una actriz de cine y de teatro que se refugia en el trabajo para no pensar en su vida personal, en sus fracasos amorosos, sus tres matrimonios y lo mala madre que fue al abandonar a Miles cuando solo era un bebé de seis meses. Tanto su padre como su madre han rehecho su vida y los cuatro, el padre, la madre, el padrastro y la madastra, forman un cuarteto de supervivientes, de la vida y del amor, sus historias, como la de todos, están llenas de luces y de sombras, de éxitos y de fracasos, de aciertos y de errores. Unas historias que siempre, antes o después, pasan factura.
Ahora Miles vive en Florida, donde trabaja en una empresa que se dedica a vaciar las casas después de que sus dueños hayan sido desahuciados. Miles vive el día a día, sin pensar en el pasado, pero tampoco en el futuro, no tiene sueños, proyectos ni ambiciones. No le importa nada ni nadie. No es egoísta, pero tampoco demasiado sociable. Pero todo cambia cuando conoce a Pilar Sánchez, una joven cubana de tan solo 16 años que
estudia en el instituto, que sueña con ser enfermera o médico, huérfana de padre y de madre y que vive con sus tres hermanas: María, que acaba de iniciar un noviazgo con un chico también latino; Teresa, que cuida de su bebé mientras espera a que su marido regrese de la guerra de Irak, y Ángela, una stripper sin escrúpulos, ambiciosa, insaciable, egoísta y capaz de cualquier cosa con tal de saciar sus deseos físicos y materiales.
Cuando Ángela comienza a chantajear a Miles y a su propia hermana pequeña, Miles decide volver a Nueva York, huir de Florida y no regresar hasta que Pilar cumpla la mayoría de edad. Es una huida desesperada hacia delante, pero también hacia el pasado, hacia su infancia, hacia sus recuerdos, hacia su relación con su padre y su madre, con su madrastra y su padrastro y, por encima de todo, es una huida hacia Bobby, su hermanastro, hacia sus fantasmas, hacia sus secretos.
La vuelta a Nueva York es también el comienzo de una nueva vida en una casa okupa situada en Sunset Park. En ella, Miles convivirá con su amigo de la infancia Bing Nathan, su confidente, su cómplice, un joven apasionado de la batería que sobrevive trabajando en una pequeña tienda en la que repara todo tipo de instrumentos y aparatos antiguos. Y también vivirá con Alice Bergstrom y Ellen Brice, dos viejas amigas a las que ha conocido a través de Bing.
Alice es una joven apasionada, con carácter y las ideas claras, que dedica su vida a escribir su tesis doctoral sobre la película Los mejores años de nuestra vida y a trabajar en el PEN Club, la asociación mundial de escritores.
Ellen es tímida, introvertida, está llena de complejos, de inseguridades, de miedos, de fracasos, que sufre e intenta superar en silencio. Trabaja en una inmobiliaria y está obsesionada con su falta de sexo, ansia tener encuentros físicos, sentirse deseada, amada, sentirse parte de algo y de alguien. El poco tiempo libre de que dispone lo dedica a dibujar. Pero sabe que como pintora también es mediocre y eso le duele, mucho.
Los cuatro de Sunset Park forman un grupo peculiar, extraño, diferente. Los cuatro han fracasado, pero aun así son unos supervivientes. Porque han conocido los horrores, el dolor, los errores, las equivocaciones, el sufrimiento de la vida, lo han aprendido a base de palos, de caídas. Y a pesar de todo están dispuestos a recuperarse, a volverse a levantar, a seguir hacia adelante, aunque sepan que no hay esperanza, que no hay futuro, que no hay nada.