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Terminada esta novela de Paul Auster, diré que me ha gustado, aunque no emocionado, pero ante todo siento que he leído buena literatura. Auster es de esos escritores que aunque me cuente una historia que no me esté encantando, no dejo abandonado. Por supuesto habrá quien discrepe. Últimamente los críticos son bastante "críticos" con el escritor, pero fíjate que cuanto peor lo ponen a mí más me suelen gustar sus novelas y además ¿Por qué ellos van a tener más razón que yo?
Hace siete años Milles Heller dejó las comodidades que su vida le ofrecía, sus estudios y a su familia y se marchó. Desde entonces nunca se ha puesto en contacto con ellos. Carga sólo con una tremenda culpa que tiene que ver con la muerte de su hermanastro y se ha dedicado a moverse de un sitio a otro viviendo con lo justo y prescindiendo prácticamente de todo. Mientras reside en Florida, el único lujo que se permite es una cámara de fotos con la que retrata los objetos que quedan en los hogares que debe vaciar por orden de la empresa en la que trabaja. Hogares que la gente ha perdido por no poder hacer frente a los pagos, por haber perdido su empleo y que abandonan para instalarse, probablemente, en un hogar aún peor.
Miles ha ahorrado lo suficiente para volver a marcharse y empezar en otro lugar, pero se cruza en su camino Pilar y se enamora. El único problema es que Pilar es menor de edad. Todavía está en el instituto y aunque se van a vivir juntos, las cosas se complican cuando Ángela, una de las hermanas de Pilar amenaza con denunciarlo si no le da lo que ella le exige. Ante este panorama, Miles decide regresar a Nueva York hasta que Pilar cumpla la mayoría de edad e instalarse con su amigo Bing Nathan, la única persona que ha estado en contacto con él durante estos siete años y que le ha ido poniendo al día de cuanto ocurría en su ausencia.
Bing le ofrece una habitación en su casa de Sunset Park, aunque decir “su casa” no sea lo más correcto ya que vive de “okupa” junto a un par de compañeras en una casa abandonada esperando que en cualquier momento los descubran y los echen de allí, pero al menos se ahorran pagar un alquiler y por supuesto los impuestos correspondientes.
Auster retratará para nosotros a unos personajes, como siempre, muy creíbles, muy bien construídos. Todos ellos son perdedores, pero me ha gustado que no se rindan, que intenten formar una extraña “familia” en un hogar que puede tener los días contados, todos ellos tiran para adelante a pesar de sus problemas (Bing, que es un idealista en un mundo demasiado complicado, toca en un grupo de jazz y trabaja en su tienda "El hospital de objetos rotos", Ellen que ha pasado por una profunda depresión, ahora trabaja en una inmobiliaria y parece que en la pintura encuentra su vía de escape o Alice, un poco acomplejada por su cuerpo e ignorada por una pareja que no le conviene. Está escribiendo una tesis sobre los Estados Unidos tras la 2ª Guerra Mundial). Cada uno de ellos tan distinto a los demás en sus historias personales, que hacen piña para convivir en momentos de dificultad, y que no pierden la ilusión de mejorar en el futuro. En realidad... la vida misma.
Paul Auster
El retorno de Miles también supondrá el reencuentro con su familia. Quizás ha llegado el momento de volver a retormar todo lo que había dejado atrás, así que además de a sus compañeros “okupas” también conoceremos a sus padres y padrastros, porque los padres de Miles se divorciaron siendo él muy pequeño pero ambos volvieron a casarse. Veremos que la crisis no sólo afecta a los que menos tienen. La editorial Heller está pasando sus peores momentos y su futuro es realmente complicado. Esta parte me ha gustado mucho. Morris Heller, el padre de Miles me ha encantado, sobre todo el momento en que recuerda la muerte de sus propios padres y la de su hijastro o más recientemente la de la hija de un buen amigo y el dolor que todo eso conlleva. La que me ha dado pena es Willa, la madrastra de Miles, pero no puedo evitar entenderla.En general me ha parecido un buen libro, me encantan las pinceladas que Auster aporta sobre cine y literatura, quizás me ha sobrado un poco más todo el tema beisbol, pero simplemente porque no es un deporte que me interese. También hay cosas que no me han gustado, como por ejemplo que Miles ocultara toda su vida Pilar, por momentos me parecía que se comportaba como su padre y no como su pareja, no me ha gustado que el libro terminará demasiado de “sopetón”, me ha dado la sensación de que nos podía haber contado mucho más y terminar de un modo más esperanzador. Me he quedado con las ganas de saber sobre el futuro de estos personajes, tan incierto como al comienzo de la novela.
Es una historia que nos habla de sufrimiento, de culpa, de perdón, de la sociedad norteamericana, aunque podía extenderse a cualquier sociedad ya que la crisis general que se está sufriendo en todas partes está muy presente en la novela, de personas que luchan por encontrar su lugar en el mundo, porque ¿vale la pena luchar aunque no parezca que haya un futuro muy prometedor?
Los libros no eran peligrosos, dijo para sí, sólo traían placer y felicidad a la gente que los leía, hacían que las personas se sintieran más vivas y más relacionadas entre sí, y si el dirigente barbudo de aquel país del otro lado del mundo estaba en contra del libro del inglés, lo único que tenía que hacer era dejar de leerlo, guardarlo en algún sitio y olvidarse de él. Amenazar a alguien con la muerte por escribir una novela, una historia ficticia que transcurría en un mundo imaginario, era la cosa más absurda que jamás había oído. Las palabras eran inofensivas, carecían de poder para hacer daño a alguien, y aunque algunas resultaran ofensivas para cierta gente, tampoco eran navajas ni balas, sólo simples trazos negros en hojas de papel, y no podía matar ni herir ni causar verdadero daño.