Por Jor El
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El film narra una historia típicamente hollywoodense, en esta ocasión ambientada en un pueblito norteamericano de los ’70 y protagonizada por cuatro amigos adolescentes y una joven que se proponen realizar un cortometraje para un concurso escolar (de hecho, el título alude al formato de las películas -ocho milímetros de ancho- que algunas cámaras de mano utilizaban ya en aquellos años).
Al término del film, uno se pregunta si el guionista y director J.J. Abrams no habrá concebido su propio trabajo como un proyecto de colegio secundario. Por lo pronto ésta es una propuesta a mitad de camino entre E.T. y Los goonies, y que ni siquiera llega al nivel de _________________________________ (completar con algún título intrascendente).
No la miren ni cuando la pasen un sábado a la tarde por televisión. Para justificar mi advertencia, revelo un solo secreto: aquí también interviene un extraterrestre que tiene hambre y miedo, y que sólo quiere volver su casa.
Por si esto fuera poco, Super 8 es lo más estridente que escuché en mi vida. Rompe los tímpanos, y no por el volumen propio de las salas de cine, sino por los chirridos insertados para llenar/disimular el vacío de la trama, al punto de que en algunas escenas la gente se tapa los oídos para no sufrir.
Quizás lo único que puede decirse a favor es que la película está bastante bien filmada. Pero el mérito no es de Spilbergo que -insisto- esta vez no escribió ni dirigió. Sólo produjo… una propuesta vergonzosa.