Super 8

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Necesito poner algo de contexto: yo descubrí a Los Planetas más tarde. En el año 2000 existía una cosa llamada 40Tv que se dedicaba a ser algo más que un repositorio de reguetón antiguo y triunfitismo selecto. El videoclip de Un buen día, del ¡cuarto! disco del grupo se me metió en casa. En la casa de este que les escribe, criado en un pueblo del norte de Tenerife, en una generación con nulo (o escaso a esas alturas) acceso a internet y por tanto víctima de la Dictadura del Movimiento Único (salsa y merengue y nada más). Como cualquier dictadura, solo escapa de ella quien maneja buena panoja. Yo necesité toparme, bastante tiempo después y de pura casualidad, con el Unidad de Desplazamiento en un saldo de CDs de Alcampo.

Toda esta introducción la necesito para disculparme por no saber la letra de todas las canciones el viernes en el concierto de la gira del 30 aniversario de Super 8. Yo no estaba celebrando, aunque pueda por edad, mis 30 años con Los Planetas. Salté y canté más en la segunda parte del concierto. Con Segundo Premio, probablemente la mejor canción escrita en castellano. Con Corrientes circulares en el tiempo, la banda sonora de una etapa preocupantemente larga de mi vida. Con Pesadilla en el parque de atracciones, el Rata de dos patas hipster. Con Un buen día y Santos que yo te pinté, la canción que me descubrió y la que me enganchó a Los Planetas. Con Cumpleaños total, sin ser yo nada de eso.

Son tan trascendentales para mí que siento que he de pedir perdón. Pero qué puedo hacer, si después de tanto tiempo considero que Si está bien me explica ahora igual que antes. Mejor que antes. Este viaje empezó tarde, pero no podría ser mejor. No quiero acabar con algo que, por ahora, no acaba.

Publicó una amiga en redes tras el concierto: "Si me preguntan, la banda más importante de nuestra historia". Sin duda. Y de la mía.