Es verdad que la organización de la Supercopa Argentina fue desprolija: el anuncio de esta nueva competencia fue hecho luego de que tanto el campeonato local como la Copa Argentina habían finalizado, lo que levanto suspicacias sobre si se hubiera disputado igual si hubiesen sido otros los campeones. Tan cierto es esto como que cualquier equipo que se hubiera encontrado con esta oportunidad hubiera hecho lo imposible para quedarse con la primera edición de este torneo. Es por eso que tanto Boca como Arsenal salieron con lo mejor que tenían a disposición a disputar este partido.
Carbonero fue el mejor durante los 90 minutos.
El primer tiempo empezó mejor para los de Sarandí: a los siete minutos, Carlos Carbonero, la gran figura del encuentro, se escapó por la derecha y sacó un fortísimo remate que se estrelló en el travesaño. Boca no lograba ni siquiera acercarse al arco del rival, que dominaba ampliamente el partido y a los 27 minutos, nuevamente mediante el jugador colombiano, esta vez de cabeza, estrellaba otro remate en el palo. El resto de la etapa inicial transcurrió sin mayores emociones, aunque los dirigidos por Gustavo Alfaro seguían siendo superiores y generaban peligro constantemente por las bandas con Nicolás Aguirre y Carbonero.
Los jugadores se pelean. De juego, ni hablar.
Durante los segundos 45, el juego continuo con una tónica parecida a la de la etapa inicial: si bien los Xeneizes levantaron levemente su nivel y lograron generar un par de chances, aunque no tan claras, Arsenal siguió siendo superior gracias a la buena labor de sus volantes externos, especialmente Carbonero, quien siguió siendo partícipe de las situaciones más peligrosas. Sin embargo, los minutos pasaron y los equipos no pudieron quebrar el cero, por lo que la definición sería desde el punto penal.
Es innegable que, a esta altura, la mayoría de la gente ya tenía en su mente la idea de que la copa se iría para La Boca, más teniendo en cuenta los antecedentes recientes: los dirigidos por Julio César Falcioni habían ganado la Copa Argentina (título que los habilitó a jugar esta Supercopa) pasando cuatro veces de ronda desde los doce pasos, luego de empatar en los 90 minutos. Y esta sensación se intensificó cuando Juan Pablo Caffa, que había ingresado en el final solamente para patear un penal, erró su disparó. Sin embargo, esta vez la historia fue diferente: con una sensacional actuación de Cristian Campestrini, que se lució atajando tres penales, Arsenal se consagró como el primer ganador de este nuevo torneo.
Todos abrazan a Campestrini, el héroe de la noche.
Los de Sarandí festejaron otro título, que además les sirve para levantar el animo ya que atraviesan por un mal momento en el campeonato argentino. Lo de Boca, por otro lado, es preocupante: no le pudo generar peligro a un equipo que viene de sacar cuatro puntos en sus últimas ocho presentaciones y ha perdido por cuatro goles en tres ocasiones durante ese lapso. El técnico cambia los interpretes, pero el resultado sigue siendo el mismo: el equipo juega mal. De este modo, la continuidad de Falcioni está cada día más en duda y a los hinchas se les va acabando la paciencia con el entrenador. Esos hinchas que cada vez que ven jugar a su equipo, extrañan un poquito más a Juan Roman Riquelme…