Superhéroes a la japonesa

Publicado el 17 diciembre 2020 por Lord_pengallan

Poco antes de quel desmoralizador COVID19 detonase en España me leí algunos mangas con superhéroes. No hicentonces este post porque quería leer algo más dellos, pero como esto, diga lo que diga el majadero al mando, va para largo, lo planto ahora questa semana no tengo otro tema mejor.

Intenté abordar el de Batman y la Liga de la Justicia pero no pude. Su target: varón adolescente nipón está demasiado marcado en el guión, es demasiado japonés y Batman sale demasiado (y si no recuerdo mal la Liga se reduce a él con WW, Superman y Aquaman). El intento no está mal, el mangaka controla de Superhéroes y DC, pero el asunto es demasiado pesado y melodrámatico y el dibujo no es atractivo así que abandoné su lectura rápido. En fin, normal que se haya quedao en 3 tomos.

Ahora sólo recuerdo el siguiente manga del que voy a hablar. Para mi que había un 3º pero quizás el tiempo ha alterado mi memoria. Da igual. My Hero Academy Vigilante Illegals me parece entretenido tanto para otakus como para aficionados a los Superhéroes si son abiertos.

No hencontrao una portada en la que salga los 3 personajes.

Esto es un spin off. No conozco ni me interesa de donde viene. El caso es que por lo visto esto es una especie de precuela daquello hecha por autores distintos. El fondo del asunto es medio muti medio nipón. Para ser superhéroe hay que tener un superpoder y aprobar la academia, eso es la parte muti, pero el que aprueba se convierte en un agente gubernamental, eso es la parte nipona. Como Japón es mucho más burgués que EEUU, a los nipones les parece inconcebible e inasumible tanto individualismo y desorden. El caso es que los protas del manga del que les estoy hablando (MHAVI) son gente con superpoderes flojos por lo que no pueden siquiera entrar en la academia superheorica, pero aún así hacen la calle, por lo que son vigilantes o superhéroes ilegales

Este manga, como el anterior, controla de Superhéroes. Su prota es un servicial (al modo japo) universitario que es Spiderman siendo fan de Superman pero sólo pudiendo pegarse a las superficies. Los secundarios son un maduro sin poderes bastante psicópata, para mi questá inspirado en El Castigador, y una chica adolescente (mi falta de cultura japonesa me impide saber si de 16 años) que es la típica Carmen Calientapollas del show business actual, va de mala y de desinhibida pero jamás transgrede ningún límite. La diferencia es questa tiene excusa: es menor dedad. Va de cantante y va con un tanga parcialmente cubierto por una microminifalda (mas ella suele estar por los aires...;) PERO hemos topado con uno de los pocos mangas mojigatos quexisten. Esas nalgas de ficción apenas sexplotan (y menos mal porque no podría leerlo si fuese así ya que podría ser el padre de la nena). Por otro lado, dado que sus poderes son dar altos saltos y que Japón es machista, esta cría, aunque es la más lista de los 3, en combate hace menos que la Chica Invisible en los tiempos más machistas de Marvel, así que se limita a ser la enfermera del grupo y a contrastar cómicamente (sin excesiva gracia por ser cosa muy manida) su feminidad con la hipermasculinidad del trasunto de El Castigador y con la ingenuidad masculina del prota. Los extras con frase están inspirados en Lobezno y Cíclope (lo cual haría de la chavala una especie de Jean Grey). Aquí terminan los guiños a Marvel. Como ven el elenco (palma, puño y culo) es convencional pero con potencial. Mas esto no es aprovechado. MHAVI no aspira a ser cínico, paródico o subversivo, aspira a entretener a la chavalada actual. Así que a los que no encuentren atractivo un joven apocado y virgen amigo de una menor dedad y de un violento gañán, el asunto les va a parecer, como a mi, una buena idea desaprovechada por hacer la bobada inane de siempre.

Nobstante este manga es interesante tanto por la mirada japonesa a algo tan estadounidense como el superheroísmo, como por las reflexiones que hace sobre el asunto, aunque no trata la supervillanía, que ponen en evidencia lo que el mainstream da por normal. Por eso da pena que MHAVI no tenga sangre en las venas y se tome todo el tiempo del mundo para contar algo de poco interés. Aunque hoy se piensa lo contrario, los Superhéroes no valen para estar años con la misma historia.

Este manga define clara y certeramente qué es un superhéroe: aquel que voluntariamente se salta la Ley para detener delitos en marcha o ayudar en accidentes. Eso de la Ley ha de entenderse como 1) hacer algo peligroso o delicado sin estar autorizado para ello; 2) ejercer la violencia de forma privada; 3) usar superpoderes en el espacio público sin permiso. Aun cuando sorprendentemente Japón/este manga vincula estrechamente la Justicia con la Ley (así amigos es como se crea una sociedad de borregos, normal que para los totalitarios de por aquí sea modelica), MHAVI señala que para los superhéroes el fin justifica los medios y que son gente premoderna o preilustrada. La autorización o permiso oficial es un invento de la Ilustración. Ella sistematizó los saberes para poder autorizar. Es decir, desde el siglo XVIII ya sólo alguien puede ser médico si ha ido a una facultad de Medicina reconocida y la ha superado. Ya no más aficionados o autodidactas (o sea, científicos locos) que antes eran el grueso de los sanadores de Occidente. La Contemporáneidad es la hora del especialista. Uno no puede auxiliar a alguien por la calle sin saber lo questá haciendo (no le cojas así, no le muevas, etc), uno no puede pegarse con cualquiera en un bar porque puede ser un luchador profesional, y uno no puede ponerse a disparar en un sitio público así como así (balas perdidas, etc). Desdesta perspectiva MHAVI plantea la pregunta que el mainstream evita: el Bien justifica tales transgresiones? 

Aunque un superhéroe te vende la justicia, la seguridad y un mundo mejor, la realidad que todo aficionado a Marvel y/o DC así como los mangakas deste manga saben, es que un superhéroe ni corrige ni cambia a algo/alguien. De hecho, y me ha parecido lo más brillante de MHAVI, revela que los superhéroes producen otros superhéroes. La tesis del mainstream es que el superhéroe produce al supervillano (Superman es anterior a cualquier otro supervillano) pero no es cierto como su mismo pasado demuestra. La aparición del primer superhéroe no provocó la aparición de docenas de supervillanos sino la aparición de docenas de émulos. Y eso es peligroso. Muy problemático. Docenas de aficionados descoordinados y ensimismados actuando arbitrariamente más que ayudar a la gente la pone en peligro. Desde la perspectiva del preilustrado, desde el amateurismo, eso no es problema, pero desde la perspectiva del ilustrado, de la especialización, facultación y autorización, es el PUTO CAOS. Así sentiende que a una sociedad tan ordenada, burguesa y borrega como la japonesa lo de los superhéroes le parezca algo tan demencial y terrible que sólo los puede consumir tras transformarlos en profesionales con todos los permisos en regla y reprimiendo a todos aquellos que, aunque tengan muy buena intención (el prota del manga es un cachopán, el típico pánfilo nipón, ese tipo quemplea su ocio en recoger la basura de la calle o ayudar a los transeúntes), no dan la talla o no han superado el listón. Así pues lógico que en Japón se regule quién puede ser superhéroe y que el superheroísmo deba atenerse a unas normas. La admiración produce monstruos, que es en MHAVI la definición de supervillano, y por eso hay que controlar el individualismo. Como bien diceste manga, para un japonés convivir significa reprimirse, no podemos sacarnos la chorra cuando nos dé la gana (hay que ponerse mascarilla porque lo dice la autoridad sin caer en que hoy esta depende de un dedo y no del conocimiento y la competencia). Esto de lo monstruoso revela un aspecto que antes era muy evidente en Marvel, el superhéroe por fuera es un villano pero por dentro un héroe. Es decir, por dentro es bueno pero por fuera es un monstruo puesto que no es una persona ordinaria. Para la antigua Marvel, la buena, lo monstruoso se evidenciaba mediante el aspecto o el poder, pero para MHAVI es el transgredir de motu proprio. Así pues se hace una pregunta graciosa para un occidental: se puede ser justo fuera de la Ley? Pero si la Ley es un servidor del Poder!! Y el Poder no es bueno ni malo, es interesao. Por tanto olvidémonos deso y retomemos el hilo; el Bien justifica la transgresión? MHAVI pregunta si los vengadores/castigadores son héroes, si los superhéroes más que por cooperar están en eso para golpear y si disfrazarse y darse nomes de guerre no son pruebas de locura. Como he dicho este manga no pretende (al menos en sus inicios) despegar del suelo, pero comenta que los superhéroes autorizados sólo se ocupan de las catástrofes y de los supervillanos así que hay una serie de asuntos que dejan sin cubrir (delincuencia común y accidentes menores), y nos pregunta si uno puede contentarse con ser testigo de una injusticia. Así pues acaba señalando que el superhéroe no es más que alguien que ofrece su ayuda en un momento crítico de forma desinteresada. No dice que eso no es malo porque es evidente que es bueno. Por tanto al final para mi que MHAVI propone algo parecido a lo que dijo un antiguo (Séneca jr sobre Alejandro Magno?) de que la única diferencia entre un bandido y un rey es la escala. Es decir, depende de la perspectiva y del momento o circunstancia. Cuando testán dando una paliza no te importa que un aficionado a las tortas venga en tu ayuda, pero cuando estás con las tripas fueras quieres que quien te auxilie sea un médico con experiencia.

Así pues MHAVI se instala a sí mismo en el centro de unas tensiones (alguien más piensa que mestoy poniendo foucaultniano?;) tremendamente interesantes: normas contra individuo, amateurismo contra profesionalidad, violencia contra bondad, reacción contra prevención, autorrepresión contra desinhibición, apocalíptico contra integrado, pero desgraciadamente no se hace cargo dellas. De ninguna. Tiene un filón valiosísimo que ni el mainstream pero se dedica a la nada. MHAVI ni subvierte el orden japonés ni trata de psicoanalizar la locura estadounidense. Es la típica historia amable que reina en el siglo XXI, la auténtica centuria burguesa. La sociedad no se critica a sí misma ni mediante la risa ni mediante el saber ni mediante la comparación. Así la nave va.