Hay jueces que deberían someterse a evaluación psiquiátrica para descubrir sus posibles traumas infantiles: una lleva su gato a las vistas, otro exige que se pinte de negro todo lo que le rodea, incluidos los ordenadores, y en la Audiencia Nacional está el conocido como Clark Kent por su apostura y complejo de Superman, en realidad Santiago Pedraz.
Este jueves Pedraz, 54 años, archivó la causa contra ocho imputados por promover el asalto al Congreso el 25-S, impedido por la policía: según él no cometieron delito.
Además, justificó el intento de asalto por “la convenida decadencia de la denominada clase política”.
El portavoz adjunto del Grupo Popular, Rafael Hernando, lo acusó de utilizar las togas y la Audiencia Nacional para hacer demagogia política, tildó su auto de “indecente e inaceptable”, y a él de “pijo y ácrata”.
Ningún legislador calificó tan duramente en democracia a un juez, pero hasta ahora ningún juez convirtió un auto en un panfleto político contra el Poder Legislativo.
El caso de Clark Kent, el periodista que oculta al juez Superman, requiere un estudio psiquiátrico que debe exigírsele al Poder Judicial.
Pedraz actúa frecuentemente contra los poderes constitucionales, a los que llamaremos “La Autoridad”, como si fuera un rebelde libertario.
Así, se negó a encausar a terroristas como De Juana Chaos por sus escritos llamando al crimen, o aprobaba manifestaciones de apoyo a etarras, en contra de otras secciones de la Audiencia Nacional.
Hay que indagar en su rebeldía: es hijo del fallecido periodista Santiago Pedraz, que fue jefe de este cronista, un maestro estricto, inflexible, perfeccionista, implacable.
Pedraz padre explicaba que aplicaba igual dureza en su casa, educando a sus hijos con disciplina espartana.
Clark Kent se rebela sistemáticamente contra “La Autoridad” que sufrió de niño usando sus poderes jurisdiccionales como un Superman antisistema.
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SALAS