En 1963, Don Glut había concebido al cromagnon Boran, que se transforma en “Lizard Man” (por consejo de Roy Thomas, cambió el nombre de “Lizard Man” a “Man-Lizard”), “el primer superhéroe de la Tierra”, inspirándose a partes iguales en Tor (Joe Kubert) y la versión de los 60 de The Hawkman [1].
Tras ser expulsado de su tribu, acusado falsamente de un crimen, Man-Lizard, Stone-Age Avenger, el primer superhéroe de la Tierra, adquiere sus poderes –similares a los de muchos lagartos- al entrar en contacto con un meteorito que provoca una estampida de dinosaurios. Vestía un disfraz hecho con la piel de un Ceratosaurus y el pelo de un mamut. Glut, que declinó publicar a su personaje en DC debido a la política de (nulos) derechos de autor de la casa, incluyó a Man-Lizard en Ka-Pow! Comics, una revista que preparó en torno a 1967 junto a Larry Bird. La página de muestra fue ilustrada nada menos que por Jeff Jones, al que Don pidió expresamente que dibujase un pteranodón original y no lo copiara de ilustraciones de paleoartistas. Pero la editora acabó declinando publicarla por entender que la moda de los superhéroes ya había pasado… Y luego aparecieron héroes similares como Mighty Mightor, por lo que Glut olvidó el proyecto, aunque tomó elementos de Man-Lizard para otras series, como Tragg and the Sky Gods (1972) o Devil Woman (1980, con Alfredo Alcalá).
Creado por Alex Toth para Hanna-Barbera, Mighty Mightor (1967) es un cavernícola que se transforma en superhéroe al levantar su porra y cuyo dinosaurio-mascota lo hace en dragón. Lo adaptaron a viñetas Mike Arens, Mike Royer, Sparky Moore, Tony Sgroi o el animador y guionista Don R. Christensen en la revista de Gold Key Hanna-Barbera Super TV Heroes (1968).
En 1968, Jim Shooter creó a Ornitho, uno de los integrantes de los Wanderers (Adventure Comics #375), un hombre con el poder de transformarse en cualquier ave. Ya, sé lo que estáis pensando: vale que las aves son dinosaurios pero si nos metemos en este camino vamos a acabar hablando de superhéroes que sólo tienen nombre de ave [2] o de parodias como el Pato Howard, Patomas o el Pato Darwin y hemos prometido dinosaurios de pura cepa mesozoica. Pero no os llaméis a engaño. Ornitho está bien traído. Dos décadas después, Doug Moench retoma la serie y rebautiza al personaje como Aviax (realmente no lo creemos necesario, pero como ya se ha dicho, jamás discutáis con un superabogado). En “Nightsparks for the Wing” (1989, dibuja Dave Hoover), “Los Vagabundos” viajan al planeta W-23, que se encuentra en una fase similar a nuestro Cretácico Superior, donde una misteriosa niebla ha situado en riesgo de extinción a los dinosaurios avianos [3] antes de que evolucionen hacia las neornitas. Nada más llegar a W-23, veremos a Aviax transformarse en arqueopteryx para integrarse en el entorno y, tras recoger unas muestras, descubre que el problema es una radiación a la que ellos son inmunes. De manera que tiene una idea para trasladarles su ventaja genética y salvar a las futuras aves del planeta: aparearse con un deinonychus. Si Freud levantara la cabeza, estamos seguros de que publicaría un nuevo volumen de su “Introducción al psicoanálisis” en el que el “complejo de Moench” eclipsaría el de Edipo. En el siguiente episodio, “Nuformities”, conoceremos a la prole de Aviax: la riqueza ornitológica del planeta ya no corre peligro. Dado que se trata de la última entrega de la serie, nos quedaremos con las ganas de saber si los polluelos han heredado sólo la inmunidad a la radiación o también los poderes del padre, en cuyo caso estaríamos no ya ante un par de auténticos superdinosaurios, sino de toda una especie.
Durante un tiempo, el Homo saurio cayó en desgracia (seguramente, debido a la irrupción de los mucho más espectaculares supersaurios, como veremos) y hasta finales de los 80 no volvemos a encontrar nuevos ejemplos, en el seno de publicaciones underground o independientes.
En la primera página del tebeo, Malachai/Ethan Nicolle nos presentan Axe Cop (2011) así: Un día, en un incendio, el poli encuentra el hacha de bomberos perfecta. Ese fue el día en que se transformó en Axe Cop (el poli del hacha). Entonces se va a buscar un compañero para matar dinosaurios (lo que suelen hacer los polis para ganarse la nómina) y se encuentra con otro poli que sostiene una flauta y dice llamarse Flute Cop. Entonces se van juntos a un volcán y se lían a hachazos y, lo que es peor, frulattos y trinos de flauta contra los dinos. La sangre de uno de los pobres bichos salpica a Flute Cop y... ¡se transforma en Dinosaur Soldier! Como puede apreciarse, el guión de Malachai Nicolle es, simplemente, soberbio. No, no ha necesitado hartarse de ácido ni se ha pinchado accidentalmente con un pez-globo, se trata de un autor sobrio pero con una imaginación desbordante... y tan sólo cinco años cuando comenzó la serie. Su hermano Ethan, obviamente entusiasmado con las ideas de Malachai, proporciona el reflejo gráfico idóneo para conducirnos al interior de este bizarro mundo donde todo es posible y divertido.
Y terminamos con Raptor Cop Mexicana (2019, John Gerald Pedicini), que protagoniza un policía que sufre un accidente en un laboratorio que le otorga el poder de transformarse en un velociraptor. Como vemos, la nómina de los Homo sauri es tan extensa como variada. Pero, si no nos falla el instinto, aún nos queda mucho por ver en este terreno y sólo el tiempo dirá si se resuelven nuestros interrogantes ¿Para cuándo el hombre-notosaurio? ¿Quién puede más, Ankiloman o el Capitán Brontosaurio? ¿Cuando una especie es declarada nomen dubium, los supervillanos dedican coplillas satíricas al superhéroe homologable?
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[1] Glut, Don (2001) Jurassic Classics: A Collection of Saurian Essays and Mesozoic Musings, Mc Farlane and Co.
[2] Ojo de Halcón, el Búho Nocturno (Watchmen), Raven (Teen Titans), el Halcón (Vengadores), Red Raven, Birdman and the Galaxy Trio...[3] En el cómic, se identifican erróneamente con los ornistiquios. En realidad, los maniraptores, el grupo del que evolucionaron las aves, pertenecen al orden de los saurisquios.[4] En japonés «Bestia gigante», típica del género cinematográfico Tokusatsu (lit. «Filmación especial»), en el que la estrella son los efectos especiales.
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