Una curiosa superstición, les obliga a poner en las puertas de acceso a sus viviendas un umbral, ya sea de madera incluido en la propia puerta o de piedra al estilo clásico de los umbrales, como el de la fotografía que ilustra esta entrada. El motivo de colocar estos umbrales en las entradas no es otro que el de evitar que entren los malos espíritus. Según la tradición china, los espíritus no tienen rodillas, es decir, no pueden articular las piernas, por lo tanto, les es imposible traspasar un umbral al no poder levantar el pie para hacerlo.
Una forma sencilla y ornamental de evitar malos encuentros.
Otra superstición con respecto a las puertas son los clavos que las adornan. Cada hoja de la puerta debe tener un número impar de clavos. Si mi memoria es cierta, sólo la familia imperial tenía derecho a utilizar el mayor número impar de un dígito, es decir, el nueve. De ahí que en la puerta de la fotografía se puedan contar nueve clavos en cada hoja, puesto que esta puerta pertenece al Templo del Cielo. Templo construido para rogar al cielo por las cosechas y agradecer los frutos obtenidos.
Esto de las supersticiones, como los venenos, tiene su gracia en la medida. Los excesos y las obsesiones no acarrean nada bueno, pero una pequeña dosis de superstición, le pone sal y pimienta a la existencia, y sobre todo, llena la imaginación de ricas imágenes, como esa de los espíritus chocando una y otra vez con el umbral de la puerta sin poder traspasarlo.
No, me temo que no sirve para lo que está usted pensando. Las brujas si tienen rodillas. Lo siento.