Supervivencia de los más Ineptos

Publicado el 20 octubre 2015 por Luiscastellanos @lrcastellanos

Teístas y Ateos: entre el desprecio y el respeto

Al incursionar en temas religiosos es fundamental guardar respeto hacia cualquier credo, de allí que calificar de ineptos a los encargados de profesarlas sería temerario e injusto, incluso en cualquier campo de la actividad humana el generalizar normalmente se convierte en una incómoda arbitrariedad. Veamos dos pensamientos que a pesar de ser muy crudos uno de ellos por el solo hecho de estar dirigido contra las religiones genera rechazo casi de forma automática, mientras el otro a sabiendas de que es una ligereza tiende a ser tolerado.

Sir George Bernard Shaw, premio Nobel (literatura-1925) sobre los políticos: "Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos".

Robert Pirsin, filósofo y escritor norteamericano sobre las religiones: "Cuando una persona padece delirios se llama locura. Cuando muchas personas padecen de un delirio, se llama religión".

Dejemos a un lado a los intelectuales y juzguemos como ciudadanos de a pie, en nuestra región relacionamos la religión con predicadores de la buena fe que persiguen la paz a través de sus pautas, pero es aquí cuando esos ideales chocan con la realidad, ya que históricamente las gestiones por la paz de las culturas y sus religiones han sido desbordadas por la violencia y que el ser humano en sí es un conflicto que camina y que tiende a resolver sus diferencias mediante mecanismos agresivos, siendo más bien el factor religioso el que irónicamente agudiza la impiedad.

Son las religiones más extendidas las que reflejan que buena parte de sus seguidores son susceptibles de fanatizarse, pudiendo adoptar interpretaciones radicales que los alejan del amor y la bondad que tanto pregonan. Mencionemos apenas tres ejemplos particularmente significativos en los que las masacres en lugar de la paz pasan a ser el factor común:

  1. La Batalla de Jericó: según el judaísmo hace miles de años se produjo la destrucción de la Ciudad de Jericó, la cual después de ser asediada por los judíos sus tropas por mandato divino procedieron a saquearla, asesinando prácticamente a toda la población excepto a una familia que había colaborado con ellos en las etapas previas a la batalla. (Josué - personaje bíblico)
  2. La Cuarta Cruzada (1202-1204), predicada por el Papa Inocencio III (muy singular el nombre) cuyo ejército atacó y saqueó la ciudad de Constantinopla. (Cruzados en Constantinopla)
  3. La destrucción de la Ciudad Asiria de Nimrod por parte del autodenominado Estado Islámico (2015) (Ver noticia en El Confidencial)

Pero no todos los radicalismos religiosos implican hechos violentos, es el caso de los ascetas quienes al adoptar esa condición extrema de abstinencia para limpiar al cuerpo de los apegos sensitivos y alcanzar la iluminación solo transmiten paz y admiración, ya sean los budistas, los sufistas islámicos o los monjes cristianos todos inspiran un misticismo de unión, ojalá pulularan estos luchadores contra los placeres materiales y desplazaran a esos guerreros de Dios que tantas diferencias y sufrimientos han causado.

Dejemos una pregunta abierta para ser abordada en el próximo artículo desde el punto de vista de los ateos y los agnósticos ¿De ser inmortales, algunos humanos tendrían tanta necesidad de creer en Dios y otros de entender el argumento cosmológico de la causa no causada?