Sur de india: amanecer en el río ganges, día 19

Por Trotaburgos @trotaburgos

A las 4:15 horas suena el despertador. Nos tomamos el zumo y las galletas que compramos anoche. Nos vamos al Shivala Ghat, pues a las 5 hemos quedado con un barquero para dar un paseo al amanecer por el río Ganges. Llegamos 10 minutos tarde y allí no está el hombre con el que quedamos ayer.

Ghat es el nombre que reciben las escaleras de piedra que descienden hasta el Río Ganges. En Varanasi hay más de 100 ghats.

Nos ofrecen barca, negociamos y sacamos el mismo precio. Todo el mundo pide 100 Rupias por persona/hora. Nosotros lo hacemos por 500Rs los 4 durante 2 horas.

Hacemos el mismo recorrido que hice hace 9 años, primero vamos hasta Assi Ghat y luego hasta cerca del ghat donde se hace la ceremonia de la puja por las tardes y vuelta al punto de partida.

Veo menos movimiento de gente que la otra vez, aún así, es muy sorprendente.

Unos lavándose los dientes, otros duchándose, otros lavando ropa, hombres y mujeres realizando sus baños purificadores en el río a la vez que rinden tributo al dios del Sol, Surya.

Empieza a despuntar el alba y vemos el sol salir por el horizonte, mientras algunos pescadores en sus barquitas intentan alguna captura. Es increíble que pueda tener vida animal este río.

India produce un choque grande a cualquier occidental que la pisa, aunque es menos de lo que la gente piensa antes de venir. Pero en la ciudad de Varanasi todo se intensifica. Yo creo que es la ciudad más intensa del mundo, aquí se mezclan tantas cosas que el choque cultural es muy potente. Hay 2 Varanasis, los ghat junto al río y el resto. En el resto es una ciudad más de India, ruidosa, caótica y que se mastica al polvo. Junto al río todo es mucho más tranquilo, no hay ningún tipo de vehículo. Aquí todo es vida y muerte, donde unos pueden estar tirando las cenizas al río después de una cremación y al lado niños jugando al cricket o bañándose en el agua.

Vemos en un ghat una cremación que ya debe de llevar alguna hora ardiendo, pues no hay nadie alrededor. A escasos metros gente lavando la ropa en el río.

El paseo en barquita al amanecer es una de las experiencias que no te puedes perder si vienes a Varanasi. Observar la vida en los ghats, los templos y el misticismo que se respira. Todo es muy fotogénico y una experiencia única.

No vas a tener ningún problema para conseguir una barquita, todo el mundo te ofrecerá la suya. Lo único que queda es saber regatear y conseguir un buen precio. En los hoteles y guest houses también te ofrecen pero a un precio superior.

Después de 2 horas disfrutando viendo un instante de la vida de la gente de aquí, bajamos de la barca y nos vamos paseando por los ghats hasta llegar al que está junto a nuestra guest house.

Nos volvemos un rato al Singh Guest House y nos tumbamos a la cama a descansar hasta las las 14:00 horas que salimos a comer algo. La primera opción era desayunar en nuestra guest house, pero ya no es hora de desayuno y como es temporada baja no deben de tener cocinero. Salimos a la calle bajo un calor bastante grande. A esto hay que sumar el agobio del tráfico rozándote el trasero constantemente.

Nos metemos por unos callejones que marcan unas cuantas guest houses a ver si en alguna dan comida. Hay edificios y rincones muy bonitos, lastima que todo esté tan descuidado. Vemos un puesto ambulante que tiene patatas paja y compramos 2 cucuruchos por 10 Rs cada uno y vamos matando el gusanillo.

En una de ellas nos encontramos con una pareja de españoles que llevan algo más de 2 meses aquí en India y nos dicen de un sitio para comer. Él, incluso nos acompaña. Se llama Spicy Bites y es una guest house.

Hemos pedido espaguetis boloñesa unos y carbonara otros. Muy ricos y hemos pagado 615 Rs. Tienen mucha comida japonesa y coreana. Recomendable.

Nos vamos caminando por un laberinto de callejuelas, a veces tan estrechas que si hay una vaca tienes que esperar a que se aparte. Vamos mirando algunas tiendecitas preguntando por incienso. Los precios han subido bastante de la última vez que estuve en India.

Después de un rato salimos a Dasaswamedh Ghat, el ghat donde se realiza todas las tardes la puya que estuvimos viendo ayer. Salimos a los ghat y paseamos por alguno de ellos. Vemos algunos sadhus o babas, unos meditando, otros fumando hachís y otros caminando. Son unos personajes muy peculiares. Si les haces fotos y te ven, van a pedirte dinero. Está anocheciendo y hay poca luz para poder hacer fotos de lejos.

Nos pedimos un lassi y descansamos un poquito. El vicio que tenemos a los lassis es muy alto. Están tan buenos que no hay día que no nos tomemos al menos uno. Los mejores los de los puestos callejeros. Los que te sirven en los hoteles o restaurantes nada tienen que ver. En Varanasi hay puestos por todas partes.

Hacemos alguna comprilla y negociamos un tuc tuc para ir a un café restaurante que han recomendado a Cris y que se llama "El Camarón de la India". Está regentado por unos españoles. Al final cogemos un tuc tuc eléctrico que por 100 Rs nos lleva. Damos muchas vueltas hasta encontrarlo, parece que nadie lo conoce. Cuando por fin llegamos resulta que está cerrado. Nos dicen en la guest house donde está que solo abren de Agosto a Febrero. Está muy cerca del Assi Ghat.

Con las mismas buscamos otro sitio para cenar algo. Nos metemos en uno que hay al lado y que es un jardín con reservados de bambú. Muy chulo y tiene buenos precios. Cris y yo pedimos unas hamburguesas vegetales con queso, las demás no quieren comer nada. 70 Rs cada hamburguesa. Muy ricas.

Nos vamos rápido por la orilla del Ganges a la guest house, pues a las 23:00 horas cierran la puerta y no hay timbre al que llamar. En 10 minutos llegamos.

A descansar que parece que no pero los días son intensísimos.

Besos y abrazos según corresponda.