Sus frioleras señorías

Publicado el 29 enero 2018 por José Luis Díaz @joseluisdiaz2

No han estado nada afortunados quienes decidieron hoy suspender el pleno extraordinario del Parlamento de Canarias previsto para este lunes, escudándose en la alerta por tormenta activada por el Gobierno autonómico. No es comprensible que después de un mes de inactividad parlamentaria, el primer pleno del año se haya suspendido sólo porque se preveía que nevaría, llovería y bajarían las temperaturas. Menos se explica aún la suspensión cuando los alumnos han ido hoy a sus colegios con absoluta normalidad y los ciudadanos a sus quehaceres cotidianos.Todos se han abrigado y han hecho su vida normal, como si no hubiera alerta de ningún tipo. Solo sus frioleras señorías decidieron hacer novillos con la excusa de que había tormenta. Si fue la Mesa de la Cámara o la Junta de Portavoces – me da igual que me da lo mismo - debería dar una explicación algo más inextenso a los ciudadanos de las razones que impedían celebrar un pleno en el que se iba a iniciar el debate de dos importantes leyes: la de Servicios Sociales y la toma en consideración de la de Memoria Histórica. Limitarse a publicar una escueta nota en twitter anunciando la suspensión es manifiestamente insuficiente e incluso denota cierta desconsideración para quienes sostenemos la actividad parlamentaria con nuestros impuestos. Este tipo de inexplicables ligerezas por parte de nuestros representantes políticos no hacen sino ampliar un poquito más esa brecha que les separa de los ciudadanos a los que se deben. Pero parece que no es esa una cuestión que les quite el sueño. La insólita decisión de hoy contrasta poderosamente con el compromiso adquirido al comienzo de la legislatura por la presidenta de la cámara regional, Carolina Darias, de acercar la actividad parlamentaria a unos ciudadanos que, por regla general, le suelen dar la espalda. No parece que hoy, quedándose en casa bien calentitos, hayan avanzado mucho en esa dirección. La próxima se abrigan bien, se ponen una bufanda, se preparan un termo de café y leche y cumplen con su obligación, que para eso les pagamos.