ABC Familia | La curiosidad y el deseo de aprender son los motores de la vida. Y en los más pequeños estas cualidades se multiplican por diez. En un momento de su desarrollo, las dudas comienzan a aflorar en sus pequeñas y absorbentes cabecitas. Entonces llega ese momento tan temido por los padres: «¿cómo se hacen los niños?», «¿por qué yo no tengo colita?», «¿qué es un preservativo?»... Los padres conocen la respuesta a estas preguntas, el problema es cómo explicársela a un niño pequeño. «El principal error en el que incurren muchos padres es evitar hablar del tema o responder sin pensar», explica la sexóloga Nieves González Rico en su libro «Hablemos de sexo con nuestros hijos». El principal handicap no reside en la curiosidad de los niños, pues sólo buscan la lógica. El problema está en la actitud que adoptan los padres.
Educar desde los valores propios
«En ocasiones, nos encontramos con que los chavales saben demasiado sobre sexo y muy poco sobre afectividad, y son cosas que deben ir siempre ligadas», explica Ignacio García Juliá, director general del Foro de la Familia. Según Francisco Saborido, jefe del equipo de actuaciones con familia de la Federación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), «Precisamente muchos padres de hoy no recibieron formación en sexualidad o, si la recibieron, fue a través de conceptos meramente biológicos o impregnados de connotaciones negativas», cuenta Saborido. «Se incurría en errores o mitos como que los niños se educan solos en estos temas, que saben más que los padres, etc.», añade. «Todas las familias hacen educación sexual. Con lo que hablan o con lo que callan», explica Raquel Hurtado, coordinadora del área joven de la Federación de Planificación Familiar. «La única diferencia es que, los que callan, harán entender a sus hijos que la sexualidad es un tema tabú o del que avergonzarse».La naturalidad es clave
En aquellos casos en los que los padres se sientan incómodos hablando del tema con sus hijos, la actitud más aconsejable es ser sincero con uno mismo y con ellos. Numerosos estudios demuestran que los niños que sienten que pueden hablar tranquilamente con sus padres sobre sexo, porque estos se muestran abiertos y les escuchan, tienen menos probabilidades de adoptar comportamientos de riesgo en la adolescencia que aquellos niños que nunca han hablado con sus padres del tema.Muchas familias empiezan a preocuparse de la educación sexual de sus hijos en la adolescencia
La sexualidad debe ser tratada desde los primeros años de la vida del niño y así, cuando madure, tendrá la suficiente información y formación como para saber valorar por sí mismo lo que debe o no hacer. «Muchas familias empiezan a preocuparse por la educación sexual de sus hijos en la adolescencia, es decir, cuando pueden sufrir los riesgos: embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, etc. Esto es muy contraproducente, porque aspectos como el afecto, el respeto, la intimidad o la confianza, directamente relacionados con la sexualidad, quedan olvidados», cuenta Raquel Hurtado.Cómo empezar
Para educar, se trate el tema que se trate, es imprescindible establecer relaciones interpersonales: «Ahora nos encontramos ante una generación de huérfanos de padres vivos, porque falta mucha comunicación interpersonal y directa, ya sea por falta de tiempo o de compromiso paternal», asegura Juan Pardo de Santayana, director del proyecto educativo «Gift and Task». Cuando los niños son pequeños, 5-6 años, su educación en valores se desarrolla principalmente mediante estrategias de observación e imitación, de ahí la importancia de que los padres tengan una constante relación y comunicación con sus hijos. Los pequeños necesitan que se les diga siempre la verdad, con respuestas acordes a su edad... Los padres han de aprovechar situaciones cotidianas, incluso se les puede adelantar las repuestas si consideran que su hijo no pregunta lo suficiente porque pueda tener vergüenza.La sexualidad en las redes sociales
«En la educación afectivo sexual de los hijos tiene mucho que ver el entorno en el que se mueven. Ahora, ese entorno social se encuentra principalmente en las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), las redes sociales, etc», asegura la socióloga Amaya Azcona Sanz. «A través de ellas los hijos conocen nuevas formas de vivir en familia, y también descubren embarazos no deseados, familias monoparentales, etc. Todo eso hace que cambie la forma en que se socializan». Aunque las nuevas generaciones ya son tecnológicamente superiores a sus padres, estos no deben olvidar que siguen teniendo más conocimientos y más sabiduría a la hora de educar.«Este es el problema actual, padres acobardados por las TIC, lo que les lleva a dejar de ejercer su papel de educadores. La familia debe ser interactiva. El mal uso de la tecnología aísla la familia, el buen uso crea nuevas formas de comunicación». El secreto está en ser abiertos pero conscientes de los peligros. Los padres deben estar atentos a las páginas web que frecuentan sus hijos, los amigos con los que se relaciona en las redes sociales, etc. La socióloga recomienda que los ordenadores estén en el salón de casa, para que el uso de las nuevas tecnologías sea compartido por toda la familia.