Susana Domínguez y las Emergencias del SUMMA 112

Publicado el 30 marzo 2015 por Alfonso65 @AlfonRoldan

Susana, en Alcorcón fotografiada por @frlorente

Los medios de comunicación se empeñan en crear famosos y famosas a los que admirar  y, normalmente, no nos damos cuenta que viajando en el  Metro, el autobús o el Cercanías, a horas intempestivas, estamos rodeados de héroes y heroínas. No nos damos cuenta de que nosotros, nosotras mismas, valemos muchísimo más que  estrellas efímeras de la televisión, incluso más que desaforados tertulianos gritones que nos quieren explicar las cosas de la vida.Susana Domínguez Mateos es una de esas heroínas. Y por partida doble. Susana se dedica a salvar vidas junto a su equipo del SUMMA (Servicios de Urgencias Médicas de Madrid) y además es una mujer hecha a sí misma que con un titánico esfuerzo está a punto de acabar la carrera de Medicina. “Si hubiera sido un chico del barrio de Salamanca de familia acomodada habría hecho la carrera de medicina en siete años, pero las circunstancias han hecho que mi sueño de infancia se dilate diecisiete años”, asegura Susana.
Susana, afiliada a CCOO desde 1997, es muy crítica con los recortes padecidos por la sanidad pública.: “los hospitales están saturados; los trabajadores del SUMMA padecemos una sobrecarga de trabajo y he visto lo que jamás habría imaginado, que una UVI móvil tenga que esperar para ingresar a un paciente”.
Es madrileña y se encuentra en la última frontera de la treintena. Con gracia castiza cuenta que nació en la sanidad pública, en La Paz, una noche de “tormenta espantosa”. Con 17 años, al acabar el instituto, hizo un módulo de FP que la habilitaba para trabajar en una escuela infantil. Y así anduvo unos años hasta que con 22 nació su hija Sara. En esa época, como tantos madrileños, terminó trasladándose a una ciudad del sur, a Fuenlabrada. Luego vino la separación y el tener que sacar adelante a Sara con la ayuda de la familia, especialmente su madre: “Recuerdo a mi madre llevando a mí hija siendo bebé a que le diera el pecho durante las guardias”.
Fue en Navidades de 1997 cuando comenzó a trabajar en el Servicio de Urgencia de Atención Primaria y, a partir del traspaso de competencias a la Comunidad de Madrid en 2004, entró en el SUMMA.
Desde luego lo de Susana es vocación. Después de dejar la escuela infantil y dar a luz retomó los estudios. Tras ser celadora se hizo enfermera y luego “¿por qué no?”, se matriculó en Medicina en Valladolid para ser anestesista. Durante dos años estuvo viviendo en la ciudad castellana para acudir a la facultad de lunes a jueves y trabajar fines de semana, fiestas y vacaciones. Ahora, las prácticas del último curso las ha realizado en el Hospital de Getafe y ahora en el Hospital Fundación de Alcorcón, donde está su base del SUMMA. Es decir, el hospital es prácticamente su residencia principal. Sale de las guardias y realiza las prácticas. Realiza las prácticas y entra de guardia…
Eso sí, Susana es muy generosa y agradecida: “trabajar en el SUMMA y estudiar medicina es muy complicado. Hace falta tener muy buenos compañeros y compañeras de trabajo y el apoyo de la familia para poder compatibilizarlo”.
Ser mujer…

Momento "pillada", hablando bajo la lluvia, por @frlorente, o sea, Fran Lorente.

Escuchando la historia de Susana, que da para una serie de televisión, es evidente que ser mujer resulta complicado. Claro, trabajas 24 horas seguidas para entrar en la resaca postguardia, porque “muchas guardias son un infierno”. E insiste, “si eres una mujer sola y con hijos, necesitas el apoyo de la familia, si no es imposible”.
Explica Susana en qué consiste el trabajo del SUMMA y las diferencias con el SAMUR. Lo resume bien dibujando una sonrisa en su gesto: “El SAMUR hace la calle en Madrid capital; el SUMMA, las urgencias y emergencias para toda la Comunidad de Madrid. En Madrid capital atendemos avisos que no son de calle. O sea, que si te caes por la ventana a la calle va el SAMUR y si te caes al patio de tu casa vamos el SUMMA”. Eso sí, todas las llamadas las atiende el 112.
“¿Qué cómo es una jornada de trabajo. En nuestro caso, son 24 horas de ocho de la mañana a ocho de la mañana. Llegamos al módulo, nos cambiamos, revisamos el material: el oxígeno, los monitores, el respirador, los collarines.., y desayunamos con el equipo saliente. Sin duda, ése es el mejor momento de la jornada en el que nos contamos las incidencias de la guardia”.
A partir de ahí toca esperar los avisos, las llamadas. Explica Susana que en la periferia hay menos avisos pero se recorren distancias más largas, “no es raro acabar la jornada recorriendo doscientos kilómetros. Aunque la mayoría de avisos se refieren a problemas con personas mayores, es impredecible lo que puede deparar el día”.
Un equipo del SUMMA está formado por dos técnicos (uno de ellos, conductor), un enfermero y un médico que tienen la cabeza amueblada de una forma diferente a la mayoría de trabajadores. Para estas personas no existen festivos, ni Semana Santa, ni Navidades. Para ellas “lo normal” es trabajar en fiestas y vacaciones.  Sí. Son héroes y heroínas que sin duda están a pie de tajo.