Uno de los males causados por unos nuevos comicios en el horizonte es que los partidos comienzan a agitarse otra vez para colocar mejor o peor a algunos de sus candidatos, que sin ser las estrellas del cartel, pueden ir mejor o peor colocados. Consecuentemente, alguno de los grandes mamíferos que estaban en hibernación, se han despertado otra vez para dar y repartir juego, o al menos intentarlo, mientras "molestan" al resto de los mortales.
Este vecino, vaya por delante, ni está libre de pecado ni es una hermanita de la caridad. Tiene sus filias y sus fobias. Y en una de esas fobias está, y en un puesto bien ganado, Susana Díaz.
La líder socialista es como esa tía que viene a casa dando noticias de que su sobrino, el que menos caso le hace porque pasa de ella, se ha debido de portar mal en tal o cual sitio "que lo sé de muy buena tinta porque me lo ha dicho un pajarito."
Por decirlo de una manera más o menos culta y nada soez, si a la Señora Díaz la hubiera conocido Alfred Hitchcock, sin duda la comparado con uno de sus famosos “MacGuffin”.
Un amigo de juventud de este vecino del mundo, el Sebas, sin embargo, hubiera definido a la Señora Díaz como una mosca c……. pero en los tiempos en los que todavía vivía el Sebas, ni se imponía lo políticamente correcto ni las drogas tenían un cartel tan realista y negativo, y así le fue como le fue…
Ahora a Susana Díaz le ha dado por desempolvar a Eduardo Madina, que dicho sea de paso tiene todas las simpatías de este vecino, entre otras cosas por ser vasco como él, y por haber sufrido un atentado; pero algunas veces los apoyos, como el de la Señora Díaz, te pueden hacer un flaco favor.