Acercarse a un cineasta como Darío Argento, habitual en los cenáculos de culto seventies, y uno de los más reconocidos de la cultura popular italiana, supone enfrentarse a una serie de dilemas estéticos y coyunturales o desafiar a los acérrimos del “giallo” en un rocambolesco y sordo diálogo de besugos. Porque Argento es hijo de una época y una ornamentación, como lo fueran el resto de oferentes del subgénero: Mario Bava, o Lucio Fulci, sumos sacerdotes del rojo arterial y el filo de cuchillo. La búsqueda de lo malsano en la premisa argumental, lo efectista en la puesta en escena, una atmósfera visual de pesadilla y un cromatismo enfermizo son las características de la que algunos señalan como su trabajo más representativo. Invadida de todas las virtudes y defectos de esta tendencia fílmica, Suspiria es una obra de autor sin un momento de duda, aunque sus valores puedan ser cuestionados, sin olvidar la época y el momento de su gestación, que condicionan el desarrollo conceptual y visual de toda obra. Argento ha optado por una abigarrada composición visual, deudora de otras arquitecturas fílmicas para su puesta en escena. Diseños aritméticos, búsqueda de una composición pictórica, cromatismo chirriante con colores primarios, rojos, azules, verdes.
Acercarse a un cineasta como Darío Argento, habitual en los cenáculos de culto seventies, y uno de los más reconocidos de la cultura popular italiana, supone enfrentarse a una serie de dilemas estéticos y coyunturales o desafiar a los acérrimos del “giallo” en un rocambolesco y sordo diálogo de besugos. Porque Argento es hijo de una época y una ornamentación, como lo fueran el resto de oferentes del subgénero: Mario Bava, o Lucio Fulci, sumos sacerdotes del rojo arterial y el filo de cuchillo. La búsqueda de lo malsano en la premisa argumental, lo efectista en la puesta en escena, una atmósfera visual de pesadilla y un cromatismo enfermizo son las características de la que algunos señalan como su trabajo más representativo. Invadida de todas las virtudes y defectos de esta tendencia fílmica, Suspiria es una obra de autor sin un momento de duda, aunque sus valores puedan ser cuestionados, sin olvidar la época y el momento de su gestación, que condicionan el desarrollo conceptual y visual de toda obra. Argento ha optado por una abigarrada composición visual, deudora de otras arquitecturas fílmicas para su puesta en escena. Diseños aritméticos, búsqueda de una composición pictórica, cromatismo chirriante con colores primarios, rojos, azules, verdes.