Aún me acuerdo de cuando en la noche susurraba palabras encendidas. Yo las dejaba ir desde mis labios, flotando en las sombras, hasta que sentía que reposaban como un velo sobre tu cuerpo desnudo. Palabras amasadas tras largos silencios en los que tu aliento bastaba para, en la oscuridad, encender el cosmos. Palabras en las que aún se encontraba el salado sabor del deseo que yo guardaba en mi lengua como un tesoro. Susurros tan leves como el sonido de mis pasos descalzos sobre la hierba fresca en la claridad de esta mañana, ahora que aún te recuerdo.
Desde entonces, todo se desvanece como la candela de una vela agotada. Incluso el recuerdo y mi obstinación por evitar el olvido. Guerra encendida y desigual que se perderá en una sorda tiniebla abandonada de caricias, ahogada en pesados silencios, como aguas amansadas conducidas hasta un pozo profundo y frío. Me aterra pensar qué quedará de mis palabras secretas, de mis encendidos deseos, aquellos con los que yo te envolvía en los susurros abandonados en la oscuridad sólo para encontrar, de nuevo, tu boca.Actualidad política y social. Una visión crítica de la economía la actividad política y los medios de comunicación.