Susurros de medianoche

Publicado el 23 octubre 2020 por Pilar Querencia @EremitaLa

«Después de discursos tales,

llenos de frases sinceras;

se fueron las calaveras,

a sus urnas sepulcrales»

Calaverita literaria

Arturo Espinoza

ALL HALLOWS EVE

El otoño llega con su imperecedera máscara marchita y los paisajes se cubren de dorados y grises. Un cambio de hora a destiempo, lluvia centrifugando las calles y el calor que se escapa de la tierra en suspiros de agonía. ¿Os suena?

Sofá, mantita, un libro entre las manos y… ¡un zombi en la ventana! Podría ser el inicio de una novela de terror, aunque en estos tiempos inciertos todo sea posible ya. Sin embargo, los susurros de medianoche siguen invadiendo las calles de una de las noches más famosas del año. Una fiesta que nos llega desde la cultura anglosajona y cada vez se celebra con más ímpetu. Este 2020, en cambio, parece que la vivimos todos los días y que de festejar nada de nada. Así que quedémonos con el arte literario y honremos a la muerte de la mejor manera posible: leyendo terror.

Sin duda, la llegada del frío no deja indiferente, pero Halloween tampoco. A estas alturas no necesitáis que os explique de qué se trata. Una fiesta pagana derivada del antiguo Samhain celta. Su último día del año, la fiesta de la cosecha donde se despedían del dios Lugh, dios del sol. En esa noche tan especial creían que los espíritus de los muertos regresaban para visitar a los vivos y por ello les colmaban de dulces fuera de sus casas a modo de ofrenda. También se dejaban velas encendidas para ayudar a esas almas perdidas a encontrar el camino hacia la luz de Lugh. Sin embargo, también tenía su parte oscura. Temiendo que los vivos pudieran ser poseídos, se vestían de negro para evitar ser foco de atención. El «truco o trato» derivado de una vieja tradición cristiana del día de los difuntos en la que se mendigaba pasteles, casa por casa. O la calabaza, el farol con el que Jack vagaba, según la tradición irlandesa, tras haber engañado al diablo y haber pecado demasiadas veces como para ir al cielo.

La parte oscura siempre es la más fascinante, ¿por qué será? Tal vez, porque en ese lado de la verdad es donde se esconden los misterios, los secretos, los mitos. Fundir una fiesta dedicada al sol, a la vida, a lo nuevo que está por venir; con la oscuridad de la muerte y sus terribles secretos. El velo de lo invisible en su recorrido inverso, provocando que el antagonismo del universo se asome al espejo y devuelva una terrible mirada.

Desafiar a la muerte disfrazando a los más inocentes, aquellos que apenas comienzan su largo camino en la vida, con el aspecto de abominables monstruos y seres espectrales. Desterrar el dolor y la perdida y rendirle culto mostrando su más oscuro rostro.

3D Animation Production Company

LITERATURA OSCURA

Y una vez más, la literatura no ha estado exenta de mostrarnos a todas estas temibles criaturas. Desde Moby Dick hasta Frankenstein, Drácula y el Hombre Lobo, fantasmas, zombis, brujas…

El Minotauro, la Hidra, el can Cerbero, Gorgona… los griegos y otras civilizaciones antiguas ya contaban con su propia cantera de monstruos terroríficos, que no dudaron en transmitir a generaciones futuras. Rudimentarias sombras de lo que hoy conocemos, transformadas por la modernidad.

Frankenstein de Mary Shelley. Novela gótica que nos habla de la muerte y de la vida, de los humanos que creyéndose dioses creen que pueden desafiar a la muerte y jugar con ella. El moderno Prometeo, que en lugar de robar el fuego a los dioses, esta vez se atreve con la propia vida sin miedo a un castigo divino. (Pienso en él cada vez que me tienen que dar puntos…).

Drácula de Bram Stoker. De cuando Transilvania aún pertenecía a Hungría y su sagrada tierra era necesaria para trasladar al conde Drácula allá donde fuera. Su historia hizo famosos a los vampiros y contribuyó a que estos olvidados seres volviesen de entre las brumas de los tiempos para quedarse. Mordeduras, a veces letales, que pretenden succionar la esencia vital contenida en la sangre. También llamados no-muertos, por lo que no podían faltar en una noche de Halloween. (Ya lo dije en la anterior entrada, me fascinan).

La marca de la bestia de Rudyard Kipling. Un sacrilegio con una estatua sagrada hindú termina con un mordisco en el pecho por parte de un misterioso leproso, llamado Hombre de Plata. La herida provoca una paulatina transformación en hombre lobo como fruto de una maldición. También llamados licántropos. (Eso de los mordiscos contagiosos no apetece mucho en estos momentos…).

El fantasma de Canterville de Óscar Wilde, sir Simon de Canterville habita como fantasma en el castillo donde asesinó a su esposa. La familia americana que se establece en su antiguo hogar no temen al misterioso ente, se ríen de él e incluso le ayudan a buscar la paz. También llamados espíritus, almas perdidas. (Probablemente los que den más miedo en víspera de Todos los santos).

Las brujas de Salem de Arthur Miller, habla sobre este pueblo estadounidense y de la cacería de brujas que se produjo en él con paralelismos con la que hubo siglos atrás en la vieja Europa. También llamadas hechiceras, magas. (La parte de la magia siempre me ha encantado, yo soy de bruja con escoba, caldero y sombrero picudo).

Autores como Lovecraft, E. A. Poe, M. Shelley, Stephen King, W. Irving… perfectos para una noche de brujas.

Todas las culturas han creado sus monstruos y los han soltado para aterrarnos, aunque una noche al año la barrera del miedo se rompa y nos camuflemos bajo la mismísima piel del diablo. En la literatura universal podemos celebrar Halloween todas las noches, encerrarnos en nuestro dormitorio bajo la atenta luz de una vela y devorar libros terroríficos, metamorfoseándonos en criaturas imposibles y desafiar al miedo una vez más.

makunin en Pixabay

BAJO LA PIEL DEL DIABLO

La pérdida y el recuerdo que persiguen al Día de Todos Los Santos se celebra con el desafío a la muerte y la diversión de una noche única. Como si pudiéramos olvidar por un instante que todo se termina y festejar por que todo empiece de nuevo. Amar la vida a través de sus terrores y conocer nuestra parte más oscura. Desterrar nuestros temores y formar parte de ellos, pues no hay mayor miedo que desconocer nuestra propia oscuridad.

¿Cuánto tiempo nos queda? ¿A cuántos hemos dejado marchar ya? La muerte es una parte de la vida, desconocida, intimidante y dolorosa; por ello la mayoría de los monstruos están relacionados con ella. Ya sea porque la provoquen o porque surgen de sus entrañas. Es un miedo enraizado en muchas culturas y el imaginario colectivo le ha dado muchas formas. Luchar contra nuestros demonios particulares, contra lo invisible… y sobrevivir a ello. Un disfraz, una máscara, y en lugar de vestirnos de superhéroes, atacar desde dentro, desde la mismísima oscuridad.

Adéntrate en lo desconocido; lee novela de terror, fantasía oscura, thriller psicológico… porque los peores monstruos surgen de la imaginación y nos devoran de dentro hacia fuera, aunque existan en la vida horrores que superen a las temibles pesadillas.

Fuentes:

www.wikipedia.com

www.ngenespanol.com

www.sobrehistoria.com

www.libroos.co