Estas instantáneas de Almost Like the Blues, enhebradas en una nueva letanía melancólica, tal vez no añadan nada distinto a las otras muchas voces con las que el poeta canadiense nos ha conmovido y emocionado.
Son, más que nada, una prueba de lucidez resistente. De un saber mirar tanto alrededor como hacia el interior de uno mismo permaneciendo de pie.
Y eso, a estas alturas, ya es mucho. Casi todo.
Casi como el blues con que el otoño empieza a dejarse sentir.