¿A quién podían disparar o contra qué defenderse? ¿De la física? ¿De las invisibles partículas? ¿Ametrallar la tierra contaminada o los árboles? En la propia central trabajaba el KGB. Buscaban espías y terroristas.
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Asistí a cómo el hombre anterior a Chernóbil se convirtió en el hombre post Chernóbil.
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En Chernóbil se recuerda ante todo la vida "después de todo": los objetos sin el hombre, los paisajes sin el hombre. Un camino hacia la nada, unos cables hacia ninguna parte. Hasta te asalta la duda de si se trata de un pasado o un futuro.
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Pero, a diferencia de una tragedia griega, no hubo posibilidad de catarsis.
(Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil. Crónica del futuro. Debolsillo, 2015. Traducido por Ricardo San Vicente).