El swing es quizá el estilo con el que más personas nos hemos iniciado en el maravilloso mundo del jazz. Pegadizo, con la posibilidad de oír varios solos de distintos músicos en cada composición y transmitiendo una alegría enorme, es muy difícil que no te guste.
Poner un disco de las big bands de Count Basie, Duke Ellington, Tommy Dorsey o Fletcher Henderson (donde se inició todo, con Louis Armstrong) es sinónimo de disfrute. Cada vez que me pongo a escuchar swing no puedo evitar que una sonrisa acabe apareciendo en mi cara.
Se ha criticado mucho al swing: que no es realmente jazz, que es un producto comercial, que se impulsó para gustar al público blanco... Yo reto a cualquiera a poner un disco de Benny Goodman y dejar los pies quietos.
Ah, el primer disco de jazz que compré fue este: