Es, sin duda, uno de los mejores libros que ha leído en este tiempo. Un libro que lamento haber leído tardíamente. Un libro con múltiples lecturas, polisémico, que es invitación a la relectura y una llamada a la complicidad sentimental, a la apropiación, por parte de cada lector o lectora, del universo recreado. Aceituno, sin ninguna duda, asumió un desafío muy difícil, casi imposible de saldar con éxito. Pues bien: ha sabido afrontarlo y nos ha dejado un poemario de muy alto voltaje. Un poemario que, lamentablemente (aunque haya que asumirlo con deportividad), ha sido silenciado en los medios de comunicación de mayor peso de nuestro país. Y, más allá, del universo de la lengua castellana.
Os dejo con este poema, titulado "Segunda fotografía", en el que Aceituno nos muestra la calidad y la hondura de su sabiduría poética diseccionando la fotografía que sobre el poema se reproduce:
La mirada de Sylvia como un poema no escrito. Incluso el biógrafo más severo hablaría de amor: no desea poseer al objeto amado porque ya le pertenece.Una mano podría deslizar su diadema hasta taparle los ojos y todo seguiría igual.
"Los contrastes se agudizan en las fotografías antiguas",dice el aficionado, "el color negro impera en Tedporque el blanco consume a Sylvia".
De la gente con labios finos suele decirse que tienen mala luna,que son avariciosos y posesivos.Lo que no se dice es que necesitan poseer para destrozar lo poseído.Mirad la geometría de su rostro: el dios indestructiblede la corbata negra.¿Qué se oculta tras su frente?¿Un mentón es un presagio?¿Quién de los dos será la primera víctima?