El Tratado de Comercio de América del Norte T-MEC, (Tratado México, Estados Unidos y Canadá), o bien TLCAN 2.O o NAFTA 2.O, es un tratado comercial que se encuentra casi listo ( falta la aprobación por parte del senado estadounidense), «arreglo comercial» que convertiría a América del Norte en la región comercial más grande e importante del mundo. Sin embargo, no todo es color de rosa ya que la relación política entre estas tres naciones se encuentra siempre supeditada a los arranques egocéntricos de Donald Trump, quien fiel a su forma de ser no trata a los demás países como iguales, sino como sirvientes que deben actuar en base a los intereses estadounidenses.
Entre las condiciones que Trump plantea para concretizar y aprobar el T-MEC, se encuentra la polémica construcción del muro fronterizo con México, lo cual ni detendrá el flujo migratorio ilegal hacia los Estados Unidos ni evitara el pasó de drogas y terroristas a la «tierra de las oportunidades»; no obstante, Trump ve este muro como la piedra angular de la seguridad estadounidense (parece olvidar el peor ataque en la historia de la nación norteamericana vino del aire).
PERO, ¿NECESITA ESTADOS UNIDOS EL T-MEC?
Estados Unidos, el gigante comercial del mundo, tiene un rival que lo ha desafiado a duelo, China, país que en la última década le viene pisando los talones fuertemente a los «gringos», quienes están haciendo de todo para frenar al país asiático y así evitar que los destrone; sin embargo, estas acciones desesperadas de los estadounidenses han iniciado una guerra comercial entre las dos principales economías del mundo, y los primeros misiles ya fueron disparados por los norteamericanos (Caso Huawei, aranceles al acero y el aluminio chino. etc.), ahora no queda más que esperar la contraofensiva asiática.
Con ese frente de batalla abierto, los estadounidenses quieren tener un tratado que los haga más fuertes en su «zona de confort», revalorando la relación comercial con sus vecinos norteamericanos. No obstante, la oposición demócrata estadounidense puede aprovechar los «tiempos de guerra» para no aprobar el T-MEC, perjudicando los planes del gobierno de Trump y del partido republicano, lo que llevaría irremediablemente al los Estados Unidos, y al mundo entero, a una recesión económica.
En fin, no queda más que esperar.