Hola. Hay varios conceptos aquí. Por un lado, habría que definir a qué llama usted tacones altos. Como norma general, altos comienzan a ser cuando sobrepasan los 8 centímetros. Por debajo de esa altura digamos que los consideramos normales. Ahora bien, no es lo mismo que usted se ponga 10 centímetros de tacón a que me los ponga yo, que mido 1.50. Supongo que si yo trabajara en su empresa y estuviera en su puesto, a sus compañeros no les molestaría que yo llevara 10 centímetros de tacón.
Por otro lado, depende de qué tipo de zapato lleva ese tacón. Un tacón de aguja obviamente parece más apropiado para otras ocasiones, mientras que un tacón ancho aún de la misma altura es menos llamativo y más discreto.
No hablamos de comodidad puesto que cuando se acostumbra a llevar tacones, éstos resultan tan cómodos como cualquier otro calzado.
Y tendríamos que considerar con qué tipo de ropa complementa su calzado. Si es ropa casual, de tipo ejecutivo, discreta y adecuada para ir a trabajar, un zapato de tacón tipo salón es totalmente procedente.
Ahora bien, si su ropa es atrevida, ajustada, con escotes o faldas cortas, un tacón alto y estrecho... a la vista de los demás quedará distorsionada su imagen supuestamente eficiente y trabajadora. Tenga presente que determinados elementos del vestuario femenino tienen una tradición fetichista de mucho peso, léase tacones, ligas, medias, etc. y ese fetichismo está culturalmente muy arraigado en la mente masculina, haciendo difícil en muchas ocasiones que los hombres puedan separar las churras de las merinas.
Le aconsejo la lectura de este artículo donde hablábamos con otra ejecutiva que tenía problemas similares al suyo.
Los perjuicios sociales tienen mucho peso todavía, y más en determinados ambientes donde la igualdad entre sexos no ha llegado a su momento mejor. Si hace usted un repaso objetivo de su imagen personal en conjunto, y la encuentra equilibrada, profesional y sobre todo positiva, podríamos concluir que a sus compañeros lo que realmente les molesta es que sea usted más alta que ellos... si tiene usted una compañera lo suficientemente cómplice, que sea más baja que usted, pídale que se vista un día como suele hacerlo usted, y se ponga unos tacones como los suyos.
Prueben a observar la reacción de sus compañeros... y tendrán la respuesta clave.
¡Entonces le ruego que me vuelva a escribir y me lo cuente!