Anteayer fue San Valentín. Y quiso la fortuna que ese día coincidieran en mi mismísima y felicísima persona varios regalos. Y todos intangibles, por más señas, que tienen la indudable ventaja de que no se gastan y son los que más perduran. Uno de ellos fue la nominación a un tag. Que sí, que ya sé que a muchas de vosotras os parecerá algo habitual, el pan nuestro de cada día, pero a esta servidora que empieza en el mundo blogueril saber que hay más gente, aparte de su familia, que se lee sus entradas la llena de emoción y de pura incredulidad.
La autora de la nominación fue Adaldrida, del blog Makimarujeos de una hobbit pija, cuyas descriptivísimas descripciones admiro y disfruto una barbaridad. En cuanto al tema del tag no era otro que decidir qué elegirías si vuestro regalo de San Valentín fuera una flor, unos bombones, un libro o un perfume. Estos tags me encantan porque no tengo ni que pensar. Veamos:
Si fuera una flor... margaritas. Aunque, puestos a elegir, preferiría que me regalaran una planta: un cactus, por ejemplo, con una de esas enormes e inquietantes flores de un día que deja boquiabierto a cualquiera.
Si fueran bombones... sin dudarlo, una caja enorme de Neuhaus, el placer más absoluto, con cremosos giandujas adornados con pequeños trozos de crujiente almendra, ganache negra de aterciopelada textura y sabor intenso, aromas de tiramisú, trufa, tarte tatin o crème brûlée, pralinés, chocolate blanco, amaretto, avellana tostada... ni os acerquéis por su página. Con una que haya cometido el error ya es suficiente.
Si fuera un libro... Primavera con una esquina rota, de Mario Benedetti. No se me ocurre un libro más apropiado para ese día. La sinopsis oficial lo califica como «el testimonio directo y doloroso de cómo los acontecimientos políticos de la dictadura uruguaya afectan a las relaciones personales». Pero para mí, como prácticamente todo lo que dejó escrito Benedetti, condensa la exaltación del amor en todas sus formas: amor de pareja, amor filial, amor-amigo, amor a tu tierra, amor a la libertad. En fin, amor a todo lo que merece la pena.
Si fuera un perfume... aquí tampoco tengo dudas, sería Light Blue de Dolce & Gabbana, un perfume informal y fresco, pero repleto de personalidad y con una gran fijación. Según sus creadores, intenta capturar la sensualidad atemporal del Mediterráneo y, en mi caso, doy fe de que lo consigue. A mí me llena de recuerdos de días de verano, de sensualidad a flor de piel, de sol, de mar, de noches infinitas, de amaneceres de playa...
Tiene un exquisito toque floral y afrutado, con notas de salida compuestas por cedro de Sicilia, manzana verde y deliciosas campanillas. Las notas de corazón las componen las flores de jazmín, el exótico bambú y las delicadas rosas blancas. La nota de fondo nos trae insinuaciones de madera de cedro impregnada de limón, ámbar y un ligero toque de almizcle. Su frasco del cristal esmerilado sin ornamentos evoca el azul del cielo reflejado en la profundidad turquesa del mar. Para mí es un perfume para noches de verano, aunque también lo uso a menudo para poner un poco sol en mis días de invierno.
¿Mis nominadas? Pues Ava,Letty, Beauty and Healthy,Vanidad, Algo pasa en Kahunay, como no, ¡todas a las que os apetezca!