El taguató no prestó mucha atención a mi auto, cosa que me llamó la atención porque no suelen permanecer mucho tiempo si alguien se detiene o pasa a su lado, supongo que se habituaron a que los visitantes pasen cerca y no les hagan daño. Este me miró unos segundos y luego permaneció en lo suyo, oteando el lugar quizás en busca de algo que se moviera o quien sabe que le pasa por la mente a un ave. Primero tomé unas fotos algo lejos para asegurarme alguna imagen, luego me detuve a su lado a escasos metros, moviéndome lentamente hacia el asiento del lado del acompañante, algo incómodo, para evitar asustarlo, las rapaces tiene excelente vista y si uno se mueve o los mira directamente mucho tiempo se vuelan. Hice varios retratos y fotos cercanas desde el ángulo incomodo que tenía; la luz era muy escasa porque estaba bastante nublado y ese sector del camino a su vez estaba rodeado de frondosos árboles, no quedó bien la calidad, el granulado del fondo me recuerda a la época que uno sacaba fotos con rollo y las imprimía en papel.
Paseando por los caminos del Parque Nacional El Palmar en diciembre del año pasado me encontré con un taguató común (Rupornis magnirostris) descansando y acicalándose las plumas en un cartel que avisa del paso de la fauna, con la silueta amarilla de un carpincho. Andaba solitario ese día ya que estaba haciendo escala porque al día siguiente seguía camino hacia Brasil y mi familia se quedó en el hospedaje en la cercana localidad de Ubajay.
El taguató no prestó mucha atención a mi auto, cosa que me llamó la atención porque no suelen permanecer mucho tiempo si alguien se detiene o pasa a su lado, supongo que se habituaron a que los visitantes pasen cerca y no les hagan daño. Este me miró unos segundos y luego permaneció en lo suyo, oteando el lugar quizás en busca de algo que se moviera o quien sabe que le pasa por la mente a un ave. Primero tomé unas fotos algo lejos para asegurarme alguna imagen, luego me detuve a su lado a escasos metros, moviéndome lentamente hacia el asiento del lado del acompañante, algo incómodo, para evitar asustarlo, las rapaces tiene excelente vista y si uno se mueve o los mira directamente mucho tiempo se vuelan. Hice varios retratos y fotos cercanas desde el ángulo incomodo que tenía; la luz era muy escasa porque estaba bastante nublado y ese sector del camino a su vez estaba rodeado de frondosos árboles, no quedó bien la calidad, el granulado del fondo me recuerda a la época que uno sacaba fotos con rollo y las imprimía en papel.
El taguató no prestó mucha atención a mi auto, cosa que me llamó la atención porque no suelen permanecer mucho tiempo si alguien se detiene o pasa a su lado, supongo que se habituaron a que los visitantes pasen cerca y no les hagan daño. Este me miró unos segundos y luego permaneció en lo suyo, oteando el lugar quizás en busca de algo que se moviera o quien sabe que le pasa por la mente a un ave. Primero tomé unas fotos algo lejos para asegurarme alguna imagen, luego me detuve a su lado a escasos metros, moviéndome lentamente hacia el asiento del lado del acompañante, algo incómodo, para evitar asustarlo, las rapaces tiene excelente vista y si uno se mueve o los mira directamente mucho tiempo se vuelan. Hice varios retratos y fotos cercanas desde el ángulo incomodo que tenía; la luz era muy escasa porque estaba bastante nublado y ese sector del camino a su vez estaba rodeado de frondosos árboles, no quedó bien la calidad, el granulado del fondo me recuerda a la época que uno sacaba fotos con rollo y las imprimía en papel.