Tailandia – @_soloB

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

“Soy la madre de Lawan, hace cinco días mi hija desapareció, y hoy, alguien me ayuda a escribir lo que quiero creer para no morir de pena.”

Pertenezco a la tribu Padaung. Sí, soy de esas mujeres jirafa que en los occidentales despertamos tanta curiosidad. Llevo desde los 5 años con anillos de latón rodeando mi cuello, protegiéndome de esta manera de las mordeduras de los tigres. Ahora tengo 21, y vienen turistas a sacarme fotos mientras tejo telas de hermosos colores en una calle que forma parte de un espectáculo para ellos.

Hace 12 meses, una tarde cualquiera, en una visita de estas guiadas, apareció él: Kamon. El hombre de la mirada penetrante que me hizo temblar. Fue un flechazo. Yo, con mi sonrisa inocente, mi mechón blanco en el pelo de nacimiento, mis pequeñas manos, mi minúscula cintura…Él, tan seguro de sí mismo, moreno, trajeado, venía de Bankgok (de una empresa de telefónica), sin miedos, sin dudas, enamorado plenamente de mí…

Yo le traspasé mi horrible miedo, y eso, nos llevó a un sinfín de consecuencias.

Jamás en mi vida nadie me había mostrado tanto amor, tenía el corazón lleno de bondad, de protección hacia mí. Era todo precioso, salvo que no podíamos amarnos a la vista de nadie. Si yo me iba con él, jamás podría regresar a mi aldea.

A los 3 meses de aquella tarde, Kamon, compró una tienda pequeña de recuerdos en mi aldea y dejó su trabajo en Bankgok, para estar cerca de mí, para cuidarme como nadie lo había hecho antes. Pasaban los días, y yo quería que llegaran las noches. Sí, las noches. Para que me hablara al otro lado de mi cabaña, pegado a la pared, sin dormir, para que yo me calmara. Para sentirme segura de que no me iba a convertir en un tigre blanco.

Esa parte no os la he contado, me llamaban la niña tigre, por mi mechón de pelo blanco de nacimiento. Y yo, moría de miedo por convertirme en un animal de verdad. Kamon no dormía de noche, de día trabajaba. Nos amábamos con locura, y yo, asustada y aterrorizada no podía disfrutar del todo de aquel amor.

Pero Tailandia tiene magia, ¿sabéis?, y a veces, suceden cosas inexplicables. La luna hechiza. Es capaz de hacer miedos en sueños bonitos. Y convierte en plena luna llena a dos personas que se aman en dos tigres blancos para que puedan correr por la naturaleza, amarse, y no volver a sufrir más.

“Malai, madre de Lawan, llora y sonríe mirando a la luna esta noche.”

Visita el perfil de @_soloB