Tal día como hoy...

Por Myriam Cabanillas
El Lunes es el cumpleaños de mi princesa y por eso, hoy, no tenia pensado escribir nada al respecto, pero esta mañana he leído un comentario en Facebook de Silvia, que me ha recordado lo importante que fue tal día como hoy, hace ya 3 años.
Tal día como hoy, amanecí con contracciones y supe que Leyre había decidido venir al mundo.
Tal día como hoy, ingresé en el hospital y aún tuvieron que pasar dos días para que mi niña hermosa asomase al mundo de manera un poco escandalosa .
Un tiempo después, pude escribirle estas palabras, que sirvieron de desahogo a una madre angustiada y de crónica de lo  sucedido para que algún día lo pueda leer:

Mi niña pequeña,
Deseaba tenerte, te busqué y encontré.
Te llevé dentro 9 meses y en mi vientre te mimé.
Llegó por fin el día en que nos íbamos a conocer.
En el hospital a solas contigo, aun en mi vientre abultado, respiraba profundamente y te sentía a mi lado.
Hablé contigo toda la noche, te dije que juntas podríamos.
Me sentí mas cerca de ti que nunca, creí que pronto estarías conmigo.
Muchas horas después, con la ayuda de enfermeras, comenzó a brotar de mi y a resbalar por mis piernas, ese liquido caliente en el que hasta entonces flotabas y sentí que se abrían entonces las compuertas, que de mi regazo te alejaban.
En lugar de sentir alegría, sentí angustia y temor,Sentí que nos separaban.
En ese instante supe, que nunca mas seriamos una sola, que ahora seriamos dos,
Y no se por que motivo, lloré como una boba.
De repente hubo problemas, tuvieron que dormirme,Sumirme en la inconsciencia y no pude recibirte.
Al despertar horas después aun confusa, dolorida y asustada, papá me dijo que eras preciosa pero que estabas malita y había que esperar a que el tiempo pasara, Para poderte conocer, para ver por fin tu linda cara.
Un par de días después, una enfermera amable y cariñosa, te subió unos minutitos para que pudiese conocer al fin a mi niña hermosa.
Venias en tu cunita transparente con los ojos muy abiertos, tumbadita de lado, tu puñito sorbiendo.
Tenias mucho hambre, te puse en mi pecho y quede maravillada al ver como de él te prendías al momento.
Me mirabas expectante, muy seria e intrigante, mamabas con mucha fuerza, a mi pecho aferrándote.
Tus ojos enormes, tu piel tan blanquita, tu boquita rosada, tus perfectas manitas...
No podía dejar de mirarte y el tiempo pasó volando, la enfermera tenia que marcharse.
Otra vez te apartaban de mis brazos.
Pasaron unos días y por fin nos regalaron tu presencia pequeñita, con nosotros te dejaron.
Dormiste a mi lado, tu cabecita en mi hombro, tu manita en mi pecho, Escuche tu respiración, sentí tu aliento.
Me llegaba tu dulce olor que calmaba el dolor y la angustia en mi pecho.
Cuando ya pensábamos marcharnos por fin juntos a casita, a reunirnos con tu hermano a ser por fin una familia, de repente empeoraste, te pusiste muy malita, y de nuevo te marchaste en tu trasparente cunita.
Los días pasaban despacio,íbamos a verte y no había buenas noticias, te hacían pruebas y mas pruebas y seguías tan malita, que muchas veces tuve miedo de perderte para siempre, de no volver a ver tu carita.
Cuando por fin pudimos llevarte con nosotros a casa, mis sentimientos eran agridulces, mezcla de alegría, temor y esperanza.
A ratitos te miraba y aun no te reconocía mía, tu también me extrañabas y así pasaban los días.
Por las noches llorabas sin consuelo, parecías extrañar tu cuna de hielo,Creo que te sentías perdida y asustada.
Te confieso que yo también lo estaba.
Siempre pensé que la segunda maternidad se daría rodada, no podía imagina cuanto estaba equivocada .
Te cogía en brazos y me rechazabas, me mirabas desconfiada, no había sonrisas para mí.
Creo que me culpabas y yo también lo hacia, por eso no podía disfrutar de ti.
Ahora puedo decir sin ningún miedo a equivocarme, que te quiero con locura, que por fin me siento tu madre.
Se que la vida nos dará momentos de sobra para vivirlos y redimir así, aquellos que se nos perdieron al momento de tu nacer.
Al momento de yo parir.
TE QUIERO

Twitter: @DeMiMaternidad FB: demimaternidadyotrosdemonios