No es necesario ser un científico lanzacohetes para entender porque ‘Talentos Ocultos’ (Hidden Figures) es un éxito en la taquilla estadounidense; la obra es prácticamente caldo de pollo para el alma.
La trama esta basada en hechos reales, en tiempos donde el racismo era común e imperaba la necesidad patriótica de vencer a los rusos en la carrera espacial. Es en ese mundo donde tres sobresalientes damas con altas capacidades para realizar cálculos matemáticos logran utilizar sus talentos para que la NASA lleve un hombre al espacio. Su único inconveniente es el color de piel.
Simplemente por la sinopsis uno puede intuir a donde nos lleva el filme, y efectivamente busca concientizarnos de las contribuciones no reconocidas de tres mujeres de color. El detalle está en que el filme es muy light, que a diferencia de ’12 años de esclavitud’ busca elevar los ánimos de la audiencia con un mensaje de superación personal y de como la libertad venció a la opresión. A lo que voy, es que no creo que muchas situaciones a las que se enfrentaron fueran tan cordiales y con tal de no agredir a un sector de audiencia decidieron bajarle el tono a los actos de racismo.
‘Talentos Ocultos’ es mucho más que una colección de ingredientes que lo hace apetecible a la audiencia. El filme es extremadamente cautivador cuando se enfoca en las contribuciones que realizó Katherine Goble (Taraji P. Henson) al programa espacial. La gran capacidad que tuvo para resolver los problemas matemáticos que permitieron lanzar un cohete en órbita, en la actualidad parecen ser parte de la tarea de un bachiller, pero eso no le quita el merito al director Theodore Melfi de contagiarnos con el espíritu de exploración de esa época. Es cuando nos desviamos al drama de su vida familiar con los hijos y un prospecto de esposo lo que frena el ritmo de la trama principal, aunque son breves las escenas, si se llega a notar un contraste que le hace perder poder a lo que hubiera sido una sólida cinta de principio a fin.
Compartiendo créditos tenemos a Dorothy Vaughan (Octavia Spencer), quien se hace cargo del departamento de computadoras de color, o mejor dicho, un grupo de damas que realiza cálculos matemáticos. El peligro llega cuando un ordenador IBM amenaza su labor al realizar todo en cuestión de segundos, en comparación a horas de trabajo con enormes calculadoras del tamaño de máquinas escribir. Es fascinante ver el tamaño de tales monstruos de circuitos y las dificultades para hacer funcionar a lo que hoy llamamos computadoras. Quizás su historia no tenga tanto enfoque, y me hubiera gustado más detalles, sin embargo reconozco el trabajo del libreto por diferenciar los caminos de cada una de las protagonistas para lograr su superación profesional.
Completamos el trió de damas pioneras, con Mary Jackson (Janelle Monáe), quien a mi parecer tiene la mejor escena de la película al intentar convencer un juez para obtener un permiso que le permita asistir a un colegio de blancos. El diálogo utilizado es por más inteligente porque se enfoca en la tenacidad del personaje para lograr sus objetivos, solo que me hubiera gustado más contenido al de una moraleja muy personal. Otra vez evadiendo poner el dedo en la llaga, más cuando se supone que viven en un mundo donde existen protestas a favor de derechos civiles.
Como una de las mejores películas nominadas al Oscar por la Academia, se puede decir que su elección es correcta, aunque nada fuera de lo normal para otorgarle tan siquiera un premio. Tiene un par de momentos intensos que le dan importancia a la obra, y que por lo tanto la audiencia puede apreciar: como cuando descubre el jefe de Katherine sus ausencias repentinas solo por ir al sanitario, o el momento en que en que se resuelve un problema matemático crucial para lanzar un cohete. Pero el resto de la cinta es una colección de escenas genéricas vistas en otras tantas que la dirección escueta por parte de Melfi ni se inmuta por resolver.
En ningún momento de ‘Talentos Ocultos’ se percibe como una obra que haya tomado algún riesgo, es más, hasta en la elección de los compositores de la banda sonora con alguna canción de Pharrell Williams y las ya conocidas melodías de Hans Zimmer logra definir como una película que tiene elementos de calidad, más no logra sobresalir porque le faltó un director con más colmillo para hacerla inolvidable. A lo mucho quedaran sus nominaciones como referente de mercadotecnia para vender blu-ray.
Por favor no me tomen a mal los detalles que acabo de mencionar, porque este filme merece de su atención. No trato de demeritar una obra confiable que tiene el privilegio de tener una historia digna del tratamiento del cine. Es solo que con tan buenos elementos a su disposición se antojaba algo trascendente. Ya será para la otra.