Este domingo acompañé a mi hija de siete años a esta actividad lúdica, educativa y sorprendente, hubo momentos en los que los niños se quedaron literalmente con la boca abierta, momentos de risas y muchos, muchísimos momentos de curiosidad.
Los experimentos que realizaron fueron asombrosos, imaginaros sus caras cuando al mezclar dos líquidos transparentes el resultado era rosa o al quemar un poco de cera y verter agua salía una inmensa llamarada… Estos experimentos eran la base para que ellos intentaran descubrir los procesos que se esconden tras cada una de estas reacciones. Sus infantiles mentes elucubraban todo tipo de hipótesis, conjeturas, teorías…
A mi hija le tocó separar el oxígeno del hidrógeno y una vez conseguido comprobar que sucedía al quemar este último. Pero su experimento favorito fue uno consistente en ensuciar un bol de agua con perejil y otras hierbas que después vertieron en un recipiente lleno de arena, tierra y piedras para comprobar cómo tras pasar por todas estas capas el agua que con tanto empeño habían “guarreado” hasta conseguir un líquido verdoso salía por un grifo mágicamente transparente o ¿quizás no se tratase de magia?.
Es una experiencia que os recomiendo, vuestros hijos comprobarán lo divertido que es la ciencia, su capacidad de asombrar y aprenderán a cuestionarse por qué sucede aquello que cotidianamente les rodea.
Estos talleres se realizan todos los domingos primeros de mes con reserva previa y están dirigidos a niños de 6-12 años.
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