Talleres ibéricos en el Puig de la Nao de Benicarló.
En el poblado íbero del Puig de la Nao, en Benicarló, ha sido posible acercarse a la vida cotidiana de aquella época en unas jornadas en las que, por segundo año, se han realizado dramatizaciones de aspectos de lo que fue la vida del poblado, con participación de público. A cargo de Ibercalafell la puesta en escena de esos instantes, intercalada con la visita al yacimiento explicada por personal del Museo Arqueológico local.
Los talleres ibéricos han contribuido igualmente a la mejor comprensión de los modos de hacer de aquellos artesanos iberos, destacando los de cerámica pintada, trabajos de esparto, reducción de mineral de hierro, y acuñación de monedas ibéricas.
Otros, de contenido lúdico, han permitido al público asistente disfrutar del ocio a partir de elementos del patrimonio histórico, como el tiro con honda. Un pequeño mercadillo artesano ligado a estas actividades, y con productos de gran calidad, como terracotas, monedas, cerámica pintada, trabajos de esparto, incluido el vino local, complementaban la idea.
El Puig de la Nao, muy cercano al mar, entre Benicarló y Vinaroz, es un poblado ibérico elevado, perteneciente al territorio de los ilercavones, bien conservado en sus estructuras y restaurado con acierto, a pesar de que una cantera destruyó hace años buena parte.
Su posición permite una vista diáfana de la franja litoral y la costa inmediata. Su momento de apogeo se data en torno al siglo V a. C., con fases más antiguas de ocupación. Asentamiento fortificado, cuenta con muralla, torres adosadas, calles que separan espacios de habitación de talleres, almacenes y otras estructuras.
Al pie del mismo, en una explanada de tierra, se han llevado a cabo varios talleres artesanales que bien pueden relacionarse con las formas de vida iberas. Nur-Arq era la empresa organizadora, y el personal del Museo de Benicarló coordinó las visitas al yacimiento del público.
Toda iniciativa para dar a conocer nuestro patrimonio histórico es deseable y digna de apoyo. Recrear el pasado nos ayuda además a conocer nuestros propios orígenes, otras formas de vida que han permitido la subsistencia de nuestros ancestros durante milenios, adaptadas a un medio natural concreto, y ello conforma nuestra propia raíz cultural. Enhorabuena.