El Tamara de Lempicka, de Greiner y Collignon avanza en esa misma línea. Con la extensión habitual de un álbum (44 páginas), pero con un formato más reducido, esta biografía de la celebrada pintora rusa intenta conjugar el espíritu modernista de su estilo junto a su filosofía de vida libertaria en unas pocas páginas. Sin ser decididamente cubista, el dibujo de Collignon apuesta por una estilización en la que las curvas sinuosas de rostros y cuerpos invaden los espacios angulosos de estancias y edificios que, con su decoración art decó, reflejan el espíritu modernista de la época. El empleo predominante de colores grises y ocres genera una impresión monocromática que sitúa la historia en esa temporalidad vaga y misteriosa de las noches sin fin y las vigilias febriles. Todas las soluciones gráficas del álbum avanzan en esa búsqueda de conjugar fondo y forma para construir una biografía visual que haga justicia a la talla creativa y existencial de su protagonista.
Las autoras no disimulan en ningún momento el tono encomiástico de la obra: la reivindicación emancipatoria de una mujer libre y moderna que vivió en un tiempo en el que parecía que el futuro sería otro muy diferente, más esperanzado del que realmente fue. La personalidad de Lempicka, provocadora, independiente y vitalista, se eleva entre las anécdotas relatadas para mostrarnos la valentía de una mujer adelantada a su época, pero que, al mismo tiempo, define muy bien la suya propia.