«Han sacado las cosas de quicio acusándome de tantas barbaridades. Total, por mearle encima a una judía embarazada…»
Tras la debacle alemana en la segunda guerra mundial se produjo una huida masiva de nazis alemanes. Sus destinos fueron principalmente algunos países de sudamérica y el mundo árabe donde gozaban de buena acogida compartían su furibundo antisemitismo y sintonia con las dictaduras que los gobernaban.
Pero España también tuvo, o tuvimos, la desgracia de alojar a algunos de esos criminales.
Socarron y graciosete, Hauke Pattist el autor de la frase con que empieza esta nota, fue uno de esos miserables nazis.
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“…Total, por mearle encima a una judía embarazada…”
- Este cachondo, en su juventud, entre chiste y chiste mandaba a algun judio a la camara de gas
- En Ribadesella lo recuerdan como un anciano alto y pálido que movía mucho las manos al hablar. Un tipo agudo, socarrón, con tendencia a celebrar sus propios chistes, que pasaba largas temporadas en Oviedo.
- Los investigadores Manuel Carballal y Clara Tahoces consiguieron localizarlo a finales de los 90. A Pattist lo buscaba la justicia holandesa por crímenes de guerra.
- En 1946 un tribunal lo había condenado a cadena perpetua como culpable de la detención de más de 2.000 judíos en Amsterdam, muchos de los cuales fueron torturados o asesinados después
- Escapó.
- La Fundación Wiesenthal lo consideraba un objetivo prioritario.
- Pattis reconocía abiertamente su militancia en las SS.
- Hauke Pattist murió en Langreo en enero de 2001.
- España jamás admitió a trámite ninguna de las solicitudes de extradición del gobierno holandés.
- ¿Quedan nazis vivos refugiados en España? La respuesta la da el experto Joan Cantarero: «Claro que los hay. Pero no se les encuentra porque no se les quiere buscar».
- El autor de ‘La huella de la bota’ (Temas de Hoy), un minucioso trabajo de investigación en el que pone al descubierto las vinculaciones entre las organizaciones ultraderechistas «legalmente constituidas» y destacados elementos del nazismo acogidos por España tras la Segunda Guerra Mundial, da tres nombres sin pestañear: Herbert Schaefer, Theodor Soucek y Fredrik Jensen. Y hay sospechas fundadas de que un cuarto hombre, Aribert Heim, alias el ‘doctor Muerte’ y ‘el carnicero’ de Mauthausen, también goza o ha gozado de un tranquilo retiro a orillas del Mediterráneo
- A sus ochenta y tantos, Soucek no se esconde. Reside en la urbanización Xanadú, de Benalmádena, y aunque anda bastante tocado desde hace años, todavía sacaba fuerzas para descolgarse, de vez en cuando, con algún texto revisionista que publicaba en revistas tan inequívocas como ‘Sieg’.
- Comparte los círculos negacionistas del Holocausto con su vecino, un agradable señor, educado y vehemente, de procedencia nórdica, que presume del ‘privilegio’ de ser el único extranjero laureado por el Führer con la Cruz de Oro: Frederick Jensen
- Tras la guerra, pasó diez años en prisión. Después, en Suecia, se convirtió en un próspero industrial, hasta que, a finales de los 70, adquirió un chalé de 800 metros en la Costa del Sol. A lo largo de su ‘jubilación’ solo ha sufrido un disgusto de cierta entidad. Gracias a las presiones de la Interpol, que continuaba buscándolo, en 1994 fue detenido y deportado a los Estados Unidos, aunque el proceso acabó de nuevo con Jensen en Andalucía
- Fuente:
ttp://www.eldiariomontanes.es/v/20110123/sociedad/destacados/espana-nido-nazis-20110123.html