Editorial: Anagrama Nº de paginas: 176 Autora: Milena Busquets Nos encontramos ante una especie de monologo interno de una mujer de cuarenta años, que acaba de perder hace poco a su madre e intenta que su vida siga adelante. No pudiendo obviar su ausencia, la muerte aletea por sus experiencias, en forma de recuerdo que nubla intermitentementesu vida frívola y cómoda. Me estoy dando cuenta que la frase me ha quedado hasta bonita, para lo que en realidad, quería expresar. En esencia, la protagonista, enumera los polvos liberadores con los que se encuentra en el camino, afanándose en mostrar a una mujer liberada y fuerte. Este acompañamiento a sus fiestas, a sus ligues o a sus encuentros clandestinosme ha aburridoterriblemente.Pero milagrosamente, al final del libro, justo cuando ya lo había dado todo por perdido, nos muestra una escena preciosa, emotiva, que recupera a su niña interior, que da voz al verdadero duelo que parece no poder salir a flote lo largo de toda la novela y hace que me replantee la imagen global del libro.Esta especie de sabor agridulcehace que no me parezca una lectura plena, aunque sí que creo que salva un pocotoda la carga negativa que llevaba arrastrando en la lectura del libro.No me parece que el libro este al nivel de muchas de las opiniones, sobre él, leídas, pero creo, que si la autora hubiese usado el tono final para abordar el tema desde el principio, podría haber salvado esa bajada de nota global.
Editorial: Anagrama Nº de paginas: 176 Autora: Milena Busquets Nos encontramos ante una especie de monologo interno de una mujer de cuarenta años, que acaba de perder hace poco a su madre e intenta que su vida siga adelante. No pudiendo obviar su ausencia, la muerte aletea por sus experiencias, en forma de recuerdo que nubla intermitentementesu vida frívola y cómoda. Me estoy dando cuenta que la frase me ha quedado hasta bonita, para lo que en realidad, quería expresar. En esencia, la protagonista, enumera los polvos liberadores con los que se encuentra en el camino, afanándose en mostrar a una mujer liberada y fuerte. Este acompañamiento a sus fiestas, a sus ligues o a sus encuentros clandestinosme ha aburridoterriblemente.Pero milagrosamente, al final del libro, justo cuando ya lo había dado todo por perdido, nos muestra una escena preciosa, emotiva, que recupera a su niña interior, que da voz al verdadero duelo que parece no poder salir a flote lo largo de toda la novela y hace que me replantee la imagen global del libro.Esta especie de sabor agridulcehace que no me parezca una lectura plena, aunque sí que creo que salva un pocotoda la carga negativa que llevaba arrastrando en la lectura del libro.No me parece que el libro este al nivel de muchas de las opiniones, sobre él, leídas, pero creo, que si la autora hubiese usado el tono final para abordar el tema desde el principio, podría haber salvado esa bajada de nota global.