TAMBIÉN LA LLUVIA - En tiempos tan oscuros

Publicado el 02 febrero 2011 por Loscriticones

Hay que tenerlos cuadraos para hacer También la lluvia (en este caso, Iciar Bollaín).

Corren tiempos difíciles para lo suyo, eso del cine social, sensiblero, cardíaco e … ¡indigenista! ... hasta ahí podíamos llegar. Sólo falta que a los putos pijoprogres de la ceja y las subvenciones les haya dado por hacerse amiguetes del Gorila Rojo, el indio Evo Morales, que no sabe hablar, que lleva un asqueroso jersey a rayas, que es cutre, que es retrasado, que es ridículo, que es pobre, ¡que es amigo de Chávez!…

Me posee la voz de la actualidad, la tengo dentro de la cabeza, o fuera, pero por todas partes…

Iciar ha sido muy perrilla y deja muy poco hueco para que los señorones que tienen que enfurruñarse viendo la peli y cagarse en los listillos del cine español puedan hacerlo a gusto porque la propia peli ya se encarga de la tarea y deja muy mal a unos posibles listillos “progres” del cine español. Qué perra.

En frío: También la lluvia es una película brillante en lo formal y emocionante en general, se quiera o no (emocionar uno) y muy difícilmente dejará impasible o arrepentido a cualquier contratante de la entrada.

El guión es la obra de orfebrería de un taumaturgo que se cubre la espalda en cada torsión porque cada personaje produce su sombra antagonista y cada gesto su antítesis. El cinismo y la hipocresía de la hipocresía están develados de antemano. La lectura es especular todo el tiempo y los personajes se cruzan simétricamente en sus arcos de transformación (cosa que vuelve locos a los guionistas) con sus respectivos sosias históricos: Cólon es el más hijoputa y el actor que lo interpreta el más humano, Bartolomé de las Casas el héroe en la ficción y su actor el más cobarde, y así. De manual florido. A mí no me gustan los manuales pero si sirven para montar la Novena de Beethoven o El Padrino estoy a favor total. Todo esto será pasto de guionistas y nutrirá las biblias y prontuarios de las escuelas de guión.

Pero sobre todo y aún por encima del mérito obvio de enganchar y hacer disfrutar a cualquier espectador bípedo (o cojo, si se pone, seguro) la película es una contundente vacuna para tiempos tan hostiles y ante espectadores, todos (los de un color y los del otro, se lo aseguro) hiperreactivos al cine social y al maniqueísmo (sólo si los buenos son los desgraciados, si los buenos son guapos/poderosos, quiero decir, nosotros o alguien muy parecido, nos va molando más, y entonces se llama Hollywood…).

Es decirse… sal corriendo a ver esto.

PD: El guión es de Paul Laverty, ya sabes, el pupilo espabilado de Ken Loach que parece que exporta la cosa social a la otra orilla del Atlántico sin despeinarse. Era un encargo para Iñárritu pero acaba en las diestras manos de la Bollaín. Y ahí lo tienes.

PD2: Lo de Tosar es redundante, ni lo miento. Los otros chicos bien, gracias.

ARM