Siempre parte este vecino del mundo de que “no hay nada nuevo bajo el sol” y que si a ti en algún momento se te ha ocurrido alguna idea gloriosa, o de bombero, seguro que alguien antes ya estuvo en ese mismo pódium colocándose la medallita, y que además, en ese momento se la merecía también.
Esta madrugada, porque las cinco no son horas para que comience una mañana de desayuno con casi-mantel, y al despertarme observando unas fotos familiares enmarcadas, y reposando en la misma estantería en la que a la postre reina el televisor de pantalla plana, me he despertado a traición, como me dormí,y reflexionando sobre las puñeteras fotos, ya que a tan temprana hora me seguían sonriendo como si fueran la primera vez,y no hubieran pasado muchas cosas en nuestras vidas…Y entonces ha sido el momento, cuando este vecino del mundo se ha imaginado algo que seguro mucha gente antes ya habrá estado en la misma situación de aburrimiento pleno que te induce a la abstracción más absoluta.
¿Para cuándo unas fotos que se actualicen al estado real de una relación? Es decir, si actualmente las personas fotografiadas, por múltiples y variadas razones no gozan, diríamos, que de un estatus esplendoroso en la unidad familiar, aunque seguro que ocurre lo mismo del otro lado, por qué medianteuna especie de fórmula matemática o lo que sea, no se puede conseguir que varíe el ángulo de visión, y digamos que por ejemplo, hasta que pase, si pasa, la tormenta de sentimientos no se les puede poner, en una especie de castigo cum-laude, contra la pared, y lo que veas en la fotografía sea ahora su espalda?Sería una medida brillante y justa con cada momento, y nos ahorraría en la familia más de una situación como “¿Todavía tienes “eso” ahí? ¡Jesús! Ya va siendo hora de que espabiléis. Que nunca os han querido…”. Con lo que en realidad te están gritando más que insinuando que ellos para ahora ya hubieran puesto remedio a esta situación…Con las fotos y sus recuerdos, como con la cultura, cuadros, películas, novelas, cuentos infantiles…siempre hay que tener manga ancha, y respetar lo que representaban en cada momento. No vaya a ocurrir que cualquier día nos pongan en la tele una película en la que a un sediento y estresado Humphrey Bogart se le complica más la resolución de un caso, porque alguien ha querido que las prohibiciones de la época en la que trata esa película copie la realidad de la que los espectadores están huyendo… No debe de haber nada más pornográfico que unos personajes abstemios encarnados por John Wayne, Lee Marvin y Ernest Borgnine, y que la dama de la historia, una improbable Marilyn Monroe, se levante todos los días para ir a misa de diez.*FOTO: DE LA RED