Tan dulce como un Récord Electrónico de 11 velocidades… by Campagnolo Ibérica
by Luis Ortega 5 octubre, 2014 0 commentsUn mensaje de whatsapp tuvo la culpa. Era Luis García Landa (actual campeón del Mundo Master 50 de policías). Decía algo así como “¿quieres probar un Campagnolo Récord Electrónico de 11 velocidades?”. Me faltaron dedos para teclear a toda prisa unos de los ‘sí’ más dulces de mi vida ciclista. El gran problema era que el calendario marcaba martes y hasta el domingo en la V KDD Homenaje a Mireya no podía tocar la bici. Demasiado tiempo.Además, por el camino había que hacer dos entrenamientos fuertes, una ruta obligatoria hacia Saint Lary de 120 kilómetros y 2000 metros de desnivel el viernes y la Marcha Cicloturista Pirineos (140 kilómetros y 2.500 metros de desnivel) el sábado. Así que las piernas llegaron más que ‘calentitas’ al domingo. Casi pidiendo a gritos un descanso.
La Pinarello FPQuattro montada en Campagnolo Récord EPS de 11 velocidades con las ruedas Campagnolo Shamal Ultra.
Sin embargo se activaron nada más rozar la bici que habían preparado los chicos de Campagnolo Ibérica. El récord electrónico de 11 velocidades EPS vestía a una Pinarello FPQuattro con ruedas Campagnolo Shamal Ultra. Solo con pillarla al vuelo ya rebajaba la sensación de peso de mi Pinarello FP3 con el grupo mecánico ultegra.
Evidentemente, no era una sensación. En dos segundos ya estaba adaptado a la bici y con la grupetta de los de ‘sacarnos los higadillos’, como había definido David García (que además venía de hacer el mejor tiempo en la subida de la Marcha Pirineos). Así que todo lo que pasara a partir de entonces era junto a rivales de calidad.
Y nada más salir de Sabiñánigo hacia Jaca el primer repecho. Un kilómetro con rampas del 10%. Ideal para dar ‘vidilla’. La respuesta más que correcta. Plato grande y el mando electrónico de la piña para ir jugando conforme cambiaba de desnivel el repecho. Todo el rato de pie, cambiando… y ningún salto de cadena. Un sprint aláctico arriba y el cambio sigue respondiendo.
Vamos al llano y en los repechos seguimos probando combinaciones. Plato grande con piñón pequeño para mantener el ritmo… sin problemas. El récord electrónico recalcula y hace que la cadena no suene. Llega otro repecho, de esos más largos, así que toca bajar al platillo y ahora hay que probar a cruzar la cadena hacia el otro lado, así que piñón pequeño. El mismo resultado, cero roces.
La cara de felicidad no era para menos con la bicicleta que nos habían puesto para probar.
Ahora hay que pasar al relevo a tope camino de Canfranc, así que hay que agarrarse a la parte de arriba de las manetas, apretando dientes, casi al límite, las pulsaciones por las nubes y es un gustazo que con sólo apretar el mando derecho la cadena se desliza arriba y abajo suave suave, sin saltos. Ventajas del electrónico y de las 11 velocidades, que te ayudan a aprovechar cada gramo de fuerza manteniendo un ritmo constante.
Ya le hemos hecho casi todas las ‘perrerías’ posibles al Récord EPS así que sólo queda subir a tope a Villanovilla, una ascensión de esas que combinan falsos llanos, repechos y alguna bajadita, así que hay que jugar con todas las opciones. Acelerón a plato al principio, cambio rápido a ‘platillo’ para meter cadencia y aguantar el ritmo, de nuevo a plato para las bajadas y sin moverlo a subir piñones para el último apretón en cuesta.
En la bajada hay que ‘medir’ los frenos Récord y tumbarse en alguna curva para ver cómo responde…, la palabra es seguridad. Pese a tener que rectificar en una de ellas, que se cerraba hasta hacerse casi ciega, la bici se detiene sin derrapar. Otra prueba superada.
Quedan 30 kilómetros ‘tranquilos’ de vuelta y al final el GPS no engaña y marca una media de 33 por hora. Llega el momento más amargo del día. Devolver la máquina a sus legítimos dueños. La bicicleta ha transmitido esa sensación de velocidad que antes de desprenderte de ella vuelves a repasar los datos de tu cuenta bancaria a ver si es posible… no es tan caro, ¿verdad, David?
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