Tandem educativo

Por ArÍstides

NO TE ABURRAS Y NO ABURRAS A LOS OTROS. B. Wilder

Permítaseme que omita, por motivos de prudencia y porque lo posteriormente contado es verídico, el lugar y el nombre real de los protagonistas de una escuela en la que el bedel es un personaje singular. Le gustan las buenas costumbres y, no siendo su cometido, disfruta con la educación.

Tiene fijada su residencia en el mismo centro escolar y desde allí luce como un faro cuando es capaz de transformar las instalaciones en un gran teatro en Carnaval. Así pues, no duda en pasarse la noche o el fin de semana engalando y ambientando fiestas escolares o preparando bocadillos con los alumno de último año.

No se pierde las excursiones y, desde luego, su presencia es insustituible en los viajes de fin de curso. Los profesores, que ya hace tiempo vieron su potencial, le han hecho un hueco en el claustro y no dudan en enviarle a los alumnos díscolos -¡al bedel¡, dicen- para que sea él quien con toda la paciencia del mundo imponga justicia, de la que participa acompañando al reo limpiando mesas o barriendo aulas.

En el mismo colegio está Frederick, que con su cabello pelirrojo, su tez blanca y su aspecto desaliñado deja clara su procedencia británica. Este es un profesor ya antiguo en la escuela, que causa admiración por su torpeza. Han intentado de mil maneras que diga algo en otro idioma, porque para todos es inconcebible que sólo hable en Inglés. Varias generaciones de alumnos han pasado por el centro y nunca le han oído otra palabra que no sea en la lengua de Shakepeare.

Tanto “el bedel” como Frederick forman un tanden excepcional; el primero, por su compromiso por la educación no formal en el ámbito educación reglada y el otro, porque nació a 10 kms del centro en que imparte su asignatura, de la que cree que no se acaba con el toque de cambio de clase y porque habla 4 idiomas al tiempo que aprende el 5º. Eso sí, para los alumnos será el torpe profesor de inglés que sólo conoce ese idioma.