Tánger o la metamorfosis de una ciudad

Por Mteresatrilla
En la mitología, Tánger es Tingis, amante de Hércules, el forzudo hijo de Júpiter que separó Europa y África abriendo el estrecho de Gibraltar.Es la gran ciudad del norte marroquí y la segunda capital económica del país después de Casablanca. Una ciudad que mira al futuro sin marcha atrás, porqué las grandes inversiones en infraestructuras son una realidad. Los tangerinos se quejan de que tienen una ciudad patas arriba y así es como nos la encontramos nosotros a finales de 2014 y principios de 2015, con infinidad de grúas formando parte del paisaje urbano. Construcción del nuevo puerto, puentes, túneles, circunvalaciones, autopistas, centros comerciales, un moderno distrito financiero, un nuevo estadio de fútbol, la nueva estación y línea del TGV que unirá Tánger con Casablanca en 2 horas (prevista inicialmente para 2015 pero se espera inaugurarla durante el invierno de 2017-2018).
El puerto de gran calado Tánger Med sigue su expansión y el movimiento de contenedores se incrementa sin parar. La ciudad tiene un aeropuerto internacional y los grandes cruceros turísticos llegan a su costa. El frente marítimo cambiará también de aspecto cuando finalicen las obras del nuevo puerto deportivo, con la previsión de construir un teleférico para acceder al zoco y a la medina. Una nueva cara de Tánger con un aire moderno y occidental que choca con las calles de la medina, sus zocos y sus tradiciones. Dos caras muy distintas para una misma ciudad.La ciudad que fue refugio de bohemios e intelectuales en el pasado, cobijo de espías, contrabandistas, exiliados e individuos de dudosa reputación, hoy afronta el reto de llegar a ser un nuevo centro económico en el Mediterráneo.

Hace unos diez años que el rey Mohamed VI anunció el ambicioso proyecto de reconstrucción de la ciudad y cuando se haya materializado en su totalidad, Tánger será una ciudad irreconocible. Esperemos que estos cambios se traduzcan en desarrollo social y económico para la población marroquí y no beneficien sólo a las grandes multinacionales.
Tánger se vio fortalecida en los años 20 cuando las potencias coloniales le dieron el estatus de zona internacional. Fue una conocida plaza de espionaje y contrabando durante los períodos conflictivos de los siglos XIX y XX. La literatura y el cine le han dado protagonismo en varias ocasiones, especialmente en obras de ficción basadas en aquella época del espionaje. Muchos personajes célebres vivieron o pasaron por Tánger, entre ellos, Paul Bowles, Bertolucci, Henri Matisse, Delacroix, Tennessee Williams u Orson Welles, que la convirtieron en una ciudad cosmopolita y avanzada. En 1960, cuando se incorporó a Marruecos, entró en una larga crisis económica pero parece que el ambicioso proyecto de reconstrucción empieza a dar sus frutos.
El viajero no encontrará una ciudad con el encanto de las ciudades imperiales marroquíes, pero Tánger apuesta fuerte por el turismo, se decante principalmente por un turismo de playa que ya tiene un peso importante en su economía. Las cadenas hoteleras internacionales invierten en su costa bendecida por un buen clima aunque se ven muchos edificios de apartamentos sin terminar.
Junto a la nueva estación de tren se está construyendo un gran Hilton anexo a un centro comercial que tendrá ocho salas de cine y varios espacios de ocio. Parece que la burbuja inmobiliaria se ha desplazado al otro lado del Estrecho. Leo que en Tánger hay más de 70.000 viviendas vacías y más de 40.000 en la vecina Tetuán. Miramos precios en algunas inmobiliarias de la ciudad nueva y, a pesar de ser más bajos que en España, son inaccesibles para la mayoría de marroquíes. Según la zona, un apartamento de 95m2 puede costar unos 100.000€, un piso con piscina comunitaria, unos 200.000€ y un alquiler 700€ al mes. Veremos como acaba todo.
Qué visitar en Tánger?
PASEO MARÍTIMO o CORNICHE y PLAYA
Lo primero que hicimos tras desayunar fue dar un paseo por la Corniche, el largo paseo marítimo que llega hasta el puerto viejo, a los pies de la medina, inconfundible como un conjunto compacto de casitas blancas sobre la colina amurallada.Lo paseamos con sol, con niebla, de día y de noche, en horas de máxima animación y prácticamente solos. Cada momento tiene su atractivo. Frente a nosotros el estrecho de Gibraltar y la costa española a un tiro de piedra, tan cerca que en lancha rápida son tan sólo 35 minutos.

Por la tarde es cuando la Corniche está más animada, muchas familias con niños, parejas, almas solitarias, caballos que ofrecen para dar paseos por la playa, incluso dromedarios … y a todas horas muchas gaviotas.La zona está llena de locales de copas, restaurantes y hoteles en primera línea. Según parece, en verano la playa se llena, no se puede negar que es bonita, larga, limpia, de arena finísima y sol casi asegurado.



Al final de la Cornicheestá el puerto viejo. Caminamos entre las barcas de pesca, algunas en construcción o reparación, con el ajetreo característico de los puertos.

De cara al mar, de cara a la costa española, luce el Hotel Continental, un gran hotel en épocas pasadas, venido a menos. Aquí se han filmado escenas de diferentes películas y series de televisión, como algunos capítulos de “Tiempo entre costuras” basada en la exitosa novela de María Dueñas.

MEDINA
Es el principal punto de atracción turística de Tánger.Las murallas de una fortaleza portuguesa del siglo XV encierran mil y un rincones por descubrir. Entramos por la Puerta Bab Dar Dbagh, junto a un pequeño mirador donde se guardan unos antiguos cañones que apuntan hacia el Estrecho.
Comenzamos a adentrarnos en el llamado Zoco Chico (o Petit Socco) caminando por la Rue Jemaa el-Kebir y tras pasar por la Gran Mezquita, construida sobre una antigua iglesia portuguesa, llegamos al corazón del zoco, la pequeña plaza Souk Dakhel, rodeada de cafés, ideales para sentarse un rato, tomar un café a la menta y observar.

El mejor de ellos es el Grand Café Central, lugar que frecuentaban los escritores americanos de la generación beat, conocido con este nombre el movimiento contracultural estadounidense que surgió en la década de los 50, tras la Segunda Guerra Mundial y que tuvo su apogeo en Tánger. Rechazaban los valores estadounidenses y proclamaban la libertad sexual y el consumo de drogas entre otros, podría decirse que fueron los precursores del movimiento hippie.
Como todas las medinas marroquíes, está llena de detalles que llaman la atención. Además se trata de una medina limpia, no huele mal y los vendedores no agobian demasiado. Se ven bastantes casas bien arregladas, la mayoría adquiridas por europeos o americanos que se han quedado a vivir en la ciudad marroquí, atraídos por su encanto tal como hicieron tantos artistas y pintores como Matisse, Delacroix, los reusenses Fortuny y Tapiró o escritores como Paul Bowles, entre otros.


El Zoco Chico está repleto de diminutas tiendas, cada una de ellas un mundo donde te quedarías un buen rato curioseando, rincones donde se esconden mezquitas, gatos tomando el sol o paseando sin que nada les perturbe, antiguos hornos de pan de leña, puertas pintadas de vivos y brillantes colores, calles estrechas y oscuras, hotelitos con encanto, antiguas mansiones o palacios…. enamora.

Se vende de todo, pero me encantan los puestos de especias, legumbres y aceitunas. También las de fruta por su colorido y, qué decir de las de dulces y almendrados. Pequeños talleres donde todo se repara y barberos, muchos barberos que trabajan en espacios muy reducidos. La mayoría de tangerinos hablan español y la gente es realmente amable.


Seguimos en dirección a la Kasbah y, por casualidad, en un callejón sin salida, encontramos la tumba del gran viajero Ibn Batuta, nacido en Tánger en 1304. Es el Marco Polo bereber y sus crónicas de viajes son conocidas en todo el mundo. A los veinte años salió en peregrinaje a la Meca para cumplir con uno de los cinco pilares del islam, pero su viaje duró nada menos que 24 años, recorriendo más de 120.000 kilómetros. Fue una gran sorpresa encontrar el lugar donde reposa el grandísimo Iban Batuta, quién da nombre al aeropuerto internacional de Tánger.

Tumba de Ibn Batuta



Llegamos a la Kasbah, la Alcazaba, la parte más elevada de la medina, la antigua zona fortificada. Se entra por la Puerta de la Kashba. En el interior se encuentran cuidados edificios como el antiguo palacio del sultán y residencia de los gobernadores británicos y portugueses, ahora Museo de la Alcazaba. Desde aquí y en un día claro se distinguen perfectamente Gibraltar, Tarifa, Barbate y Cádiz. Tan cerca, tan lejos. Un estrecho que separa dos países, dos continentes y dos mundos.





ZOCO GRANDE
Es el corazón de Tánger y separa la medina de la Ville Nouvelle. Se trata de una gran plaza que antiguamente había sido un importante mercado. Su nombre oficial es Plaza 9 de Abril de 1947.

Tiene una fuente central y una mezquita con minarete de coloridas cerámicas, hay también algunos cafés y el edificio del Cine Rif, un clásico de la ciudad que parece sacado de una película en blanco y negro. Desde aquí, diferentes puertas se abren a la medina, una de ellas es la puerta Bab Fass con arco en forma de herradura.


Si seguimos la calle as-Siaghin llegaremos a la plaza Souk Dakhel en el Zoco Chico.
JARDINES MENDOUBIA
A pocos metros del Gran Zoco se encuentran los Jardines Mendoubia, un gran parque con césped con buenas vistas. En una placa se transcribe el discurso que proclamó el rey Mohamed V cuando declaró la independencia. Tras los jardines hay un cementerio con algunas tumbas descuidadas donde crecen las hierbas descontroladamente.


IGLESIA DE SAN ANDRÉS
Es muy interesante visitar la iglesia anglicana de St Andrews. Se construyó entre 1894 y 1905 en unos terrenos donados por la reina Victoria de Inglaterra y es un ejemplo de fusión de culturas y religiones, una auténtica lección magistral de buena sintonía. Quizás este espíritu tolerante es el que ha atraído a tanta gente a Tánger a lo largo de los años. A pesar de ser una iglesia anglicana, su interior tiene decoración musulmana y la torre de la campana tiene aspecto de minarete. El padrenuestro está escrito en árabe y el altar está orientado hacia La Meca.
El vigilante nos explica encantado y orgulloso todos estos detalles. En su cabeza guarda infinidad de datos, tanto sobre la iglesia (que inmortalizó Matisse en uno de sus cuadros, el cual se encuentra en Moscú) como sobre los importantes parroquianos, especialmente ingleses y americanos, desde espías a miembros de la Casa Windsor. Algunos de estos célebres personajes están enterrados en el pequeño cementerio exterior.
VILLE NOUVELLE
Dejando el Gran Zoco, nos adentramos en la Ville Nouvelle, mucho más discreta que la de Rabat u otras ciudades del país. Caminamos por la Rue de la Liberté pasando por el Hotel Minzah -un hotel de 5 estrellas que conserva el glamour de los años 30- hasta la Place de France, donde se encuentra el consulado francés. En una esquina vemos el Gran Café de París y en este lugar, ahora decadente, es donde se reunía la flor y la nata bohemia, literaria y artística. Otro de esos lugares donde  sentarse a observar. Otro buen lugar para merendar (aunque no tiene mesas en el exterior) es la Patisserie La Española, donde los que somos golosos no podemos pasar de largo.
Siguiendo por el Boulevar Pasteur, se encuentra la llamada Terrasse des Paresseux, una terraza-mirador con unos grandes cañones de bronce donde los locales acuden a pasar el rato y a disfrutar de las vistas sobre el puerto.

El Bv Pasteur tiene tiendas modernas de marcas como Nike o Lacoste, entre tiendas tradicionales, entidades bancarias, oficinas de alquiler de coches, etc. El Boulevar enlaza con la Avenida Mohamed V.Un buen lugar para cenar es el restaurante Saveur de Poisson o El Popeye, como explica el Lobo Bobo en su blog, dedicándole una entrada (aquí). El local es muy pequeño y tenemos que esperar un rato en la calle hasta que se vacíe una mesa. Desde la calle se puede ver como cocinan, todo muy tradicional en recipientes de barro. En el mostrador tienen cebollas, espinacas y almendras peladas.El interior es pequeño pero acogedor, decorado con objetos antiguos y muchos cuadros en las paredes sin ninguna relación unos con otros. Aquí no hay carta, se come – con cubiertos de madera- lo que hay, todo a base de pescado y platos tradicionales, bien hechos y deliciosos.
CAFÉ HAFA
Este mítico café está en el barrio Marshan, cerca del Palacio Real. Cae un poco alejado del centro pero se puede llegar fácilmente andando. El café Hafa es antiguo, del 1921 y tiene una original distribución en terrazas abiertas con vistas al estrecho de Gibraltar y a la costa andaluza. También tiene alguna sala cerrada y como sopla un viento fuerte nos sentimos mejor a cubierto. Es un lugar que en su día frecuentaron los Rolling Stones, los Beatles y el mismo Luís Eduardo Aute le dedicó una canción.Actualmente es lugar donde acuden los turistas y se reúnen varios grupos de jóvenes para echar unas partidas de backgammon. Está bastante descuidado aunque tiene una situación ideal. 

Nos gustó Tánger y nos sorprendió. El canto de la llamada a la oración de las mezquitas se funde con los ritmos discotequeros de los clubes que van preparando la fiesta de Fin de Año.Dos mundos en un espacio muy reducido, el que se aferra a la tradición y el que se abre al mundo occidental mirándole a la cara sin complejos, esa es Tánger.