El otro día, estaba terminando de comer con el telediario de fondo cuando, de pronto, una voz y una sonrisa familiares hicieron que soltara el tenedor y el cuchillo de mis manos y me centrara en la televisión. Sí, tal y como me había parecido en un primer momento, era ella, María Blanco, esa cantautora que descubrí hace tres años en una tarde de verano en un pequeño bar de Bilbao. Mi buen amigo Zarra me habló de ella, me dijo que iba a dar un pequeño concierto junto a la madrileña y, sin pensárnoslo dos veces, cogimos el coche y nos presentamos en el Café Mozart, de donde todos volvimos un poco enamorados. No es sólo su preciosa voz, es su espontaneidad, la felicidad que transmite y la naturalidad con la que se mueve ante el público lo que nos hizo abandonar el bar con la sensación de que esta chica tenía el futuro en sus manos y, visto lo visto, no íbamos muy desencaminados, aunque tampoco haga falta ser un visionario para predecirle una exitosa carrera en esto de la música. Los años han pasado y, tal y como esperábamos, María -ahora Mäbu junto a su banda- tiene el apoyo de un sello discográfico, está en la boca de todo el mundo y a lo largo de este 2011 publicará el que será su primer disco, esperado por mucha gente ya. Hoy os traigo el segundo videoclip de Mäbu, A solas, una canción cuyo estribillo siempre me ha encantado. Y es que, con tanta química, tanta física, es difícil que las cosas salgan mal...