Tanto odio

Publicado el 04 diciembre 2015 por Javier Marcos Angulo @clamorsegovia


Lo siento mucho, pero hoy no tengo más remedio que poner negro sobre blanco el odio. Pero el odio a sí, a secas es como un aldabonazo enorme que me hiere en todas mis aristas de mi ser, no puedo con ello.
Intento con todas mis fuerzas parar mis anotaciones en mi libreta de suspiros en donde deslizo mi bolígrafo para dejar constancia de mis sin sabores de la vida.
Vida que por cierto es y debería ser maravillosa para cada uno de los habitantes de este mundo, pero que se empeñan otros integrantes de este globo terráqueo en cortar, seccionando sin contemplaciones vidas sin saber que ese fanatismo exaltado de su dios truncan las vidas de muchas personas que nada les ha hecho, pero nada.
Entonces, empieza a cabalgar el odio, sí ese odio a secas indiscriminado, sin conocer uno a uno a los componentes de este género que poblamos la llamada tierra.
Tierra que por otra parte nos hemos encontrado para disfrutar y compartir sus bondades y que poco a poco estamos destruyendo en beneficio de una supuesta mejor vida.
¡Qué tremendo error de los pocos dirigentes de nuestras vidas; qué inmenso error!
Se van marcando los mojones del camino del odio, cada uno por su lado, con su sin razón.
Tanto odio, tanto que no puedo más. ¿Por qué? ¿Qué es lo que pasa? ¿Nadie puede parar esto? ¿Nadie puede explicar que todos tenemos que desaparecer, que tenemos un camino que recorrer, el camino de la vida, y al final dejar de ser o estar?
¿Por qué ese empeño en segar los caminos de nuestros congéneres? Para qué entonces tanto odio.