El rostro de Kenia y Tanzania, en África.
“En cualquier momento, una empresa organizadora de caza mayor podría cerrar un acuerdo que supondría la expulsión de sus tierras de más de 48.000 miembros de la famosa tribu de los masái, y así permitir que reyes y príncipes de Medio Oriente cacen leones y leopardos. La firma del acuerdo podría ser inminente, pero según opiniones de expertos, si actuamos ahora podríamos frenar el expolio del Serengeti”. Así se expresaba hace diez días Sam Barratt, en el web avaaz@avaaz.org., dirigiéndose al resto del mundo. “Serengeti” es una aproximación de la palabra usada por los masái para describir la región. Se trata del más antiguo parque nacional y principal atracción turística de Tazania (África). Tiene 13.000 km² y, con la excusa de preservar la vida salvaje, los masái que habitaban en la región fueron transferidos a las tierras altas del Ngorongoro, mientras que se permitía la presencia de cazadores y colonos, como de la empresa Otterlo Business Corporation Ltd (OBC). Se mantienen las controversias acerca de esta transferencia, habiendo denuncias de que hubo coerción por parte de las autoridades coloniales. El Parque Nacional Serengeti fue declarado, en 1981, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hoy, es la principal atracción turística del país, en deprimento de las tribus de los masáis.
Puesta de sol en el Parque Nacional Masái de Serengeti.
El Serengeti es famoso por las migraciones anuales de miles de ñúes. Los cinco grandes animales del parque, así llamados por los cazadores desde hace años, son el león, el leopardo, el elefante, el rinoceronte y el búfalo cafre. El parque también es hogar de hienas, guepardos, cebras, aves rapaces y muchas otras especies. Pero, San Barratt sigue advirtiéndonos: “Representantes de la comunidad masái acaban de pedir de manera urgente que activemos una alarma global y les ayudemos a salvar sus tierras. Una y otra vez, la increíble respuesta de nuestra asombrosa comunidad ha logrado convertir causas que parecían perdidas en legados que se mantienen de por vida. ¡Protejamos a los masái y salvemos a los animales de esos turistas que buscan dispararles, no con sus cámaras fotográficas, sino con armas letales! Si reunimos cientos de miles de firmas, los principales medios en Tanzania y en el mundo se harán eco de esta acción y nuestro mensaje llegará a los oídos del presidente Kikwete, quien podría reconsiderar este mortífero acuerdo”. Casi un millón de personas han reaccionado masivamente desde hace diez días, apoyando esta iniciativa. Y el círculo más próximo al Presidente Kikwete podría empezar a reaccionar. January Makamba, su confidente y miembro del Parlamento, advirtió que haría llegar estas voces al presidente. “Si reunimos cientos de miles de firmas –recuerda Barratt–, los principales medios en Tanzania y del mundo entero se harán eco de esta acción y nuestro mensaje llegará a los oídos del presidente Kikwete, quien podría reconsiderar este mortífero acuerdo”.
Los masáis forman un histórico pueblo de supervivientes de una época remota, con una cultura propia de los que hoy solo quedan algo menos de un millón de personas en sus territorios de las llanuras del Gran Valle del Rift entre Kenia y Tanzania. Hablan el maa, una lengua oriental, aunque las nuevas generaciones se entienden en ingles y suajili. La mayoría mantiene su religión tradicional animista en torno a creencias místicas y algunos conocen el cristianismo. Su vida es prácticamente igual a la que, durante siglos, llevaron sus antepasados. Su existencia se rige por la salida y la puesta del Sol, y el cambio de las estaciones.
Masái es un pueblo semi-nómada localizado en Kenya y al Norte de Tanzania. Así es cómo los jóvenes guerreros se forman. El que salta más alto se lleva los galones.
Los masáis viven exclusivamente del ganado, consiguiendo otros alimentos por el trueque. Pero hoy también necesitan cultivar la tierra. Trasladan sus rebaños de un lugar a otro, de forma que el pasto pueda volver a crecer. Siguen un sistema comunal de tenencia de tierras en el que todos comparten el acceso al agua y los pastos de una zona. Se organizan en grupos masculinos de edad. Deben superar ritos de iniciación para convertirse en guerreros, y, más tarde ancianos. No tienen jefes, aunque cada sección tiene un Laibon o líder espiritual. Veneran a un dios que vive en todas las cosas, pero que puede manifestarse tanto de forma benévola como destructiva, aunque en los últimos años algunos se han convertido al cristianismo. Una de las amenazas más inminentes son los cazadores de la región de Loliondo, en el norte de Tanzania, en donde las autoridades han quemado poblados masais, y miles de sus habitantes han sido evacuados brutalmente para conceder un mayor acceso a territorios de caza a la compañía OBC. Los masais de Loliondo, al Norte de Tanzania, viven sin techo, y su ganado está muriendo al no tener acceso al agua y los pastos. La mayor parte de lo que fuera territorio masai ha sido usurpado por haciendas o granjas privadas, para proyectos gubernamentales, parques naturales o concesiones privadas de caza. En general, conservan sólo las áreas más secas y menos fértiles. Sus rebaños se ven con frecuencia agravados por los intentos del Gobierno, basados en la idea de que tienen demasiado ganado para la extensión de tierra. Pero, en realidad son productores ganaderos muy eficientes, y rara vez poseen más animales de los que necesitan o de los que la tierra puede sustentar.
Una breve muestra de la tribu de Los Masai de Africa entre Kenya y Tanzania.
Los masáis viven en asentamientos llamados “maniatas”, círculos de chozas hechas de ramitas y rodeadas por empalizadas (bomas) para encerrar el ganado. Las chozas se construyen con unos ladrillos preparados a base de excrementos de animales, paja y barro a fin de impermeabilizarlos y endurecerlos. Las paredes interiores son alisadas y posteriormente ahumadas. Suelen contar con diminutos tragaluces, pero no ventanas. Su vida cultural está llena de celebraciones. Tanto los hombres como las mujeres lucen vistosas dilataciones en las orejas de hasta un palmo de longitud en la parte inferior del [pabellón auricular], y del diámetro de una moneda pequeña en la parte superior, que acostumbran a adornar con maderas y cuentas de colores. La artesanía masái es muy destacable, principalmente en textiles, tallas de madera, abalorios y adornos de hematita. Acostumbran a vestir una tela anudada sobre los hombros de vivos colores, generalmente roja y con diseños geométricos, sobre otras piezas de ropa. Coleccionan un gran número de danzas rituales y cánticos, que algunos efectúan frente a los turistas a cambio de dinero y otros beneficios económicos. Por lo general, no se dejan fotografiar salvo que se les otorgue un pequeño pago como compensación.
Casa masáia incendiada, en julio de 2009.
Recientemente, los masáis de Loliondo se enfrentan a la amenaza del acoso al que los someten las autoridades locales, responsables de la quema de poblados para dar paso a una empresa de caza. Ellos son pastores semi-nómadas que durante siglos han vivido en Tanzania y Kenia, jugando un papel fundamental en la preservación de sus delicados ecosistemas. Pero para la realeza de los Emiratos Árabes Unidos, los masáis suponen un obstáculo a sus lujosas expediciones y cacerías de animales. Un acuerdo para expulsarlos y permitir el acceso a ricos cazadores extranjeros es tan dañino para la fauna y la flora como para las comunidades de masáis. El Presidente Kikwete sabe que esta decisión levantará mucha polémica entre los turistas que visitan Tanzania, una fuente importantísima de recursos para el país. Por eso busca mantener el tema alejado de la opinión pública. La última vez que fueron echados de sus tierras para dar vía libre a cazadores ricachones, la policía reprimió violentamente a los masái, quemando sus casas, y condenando a su ganado a morir de inanición. Pero cuando el escándalo llegó a los medios de comunicación, el presidente tanzano, cambió de posición y procedió a devolver sus tierras a los Masái. Fue en agosto del 2009, cuando una expropiación similar, promovida por la misma empresa ahora involucrada, la OBC, generó una amplia protesta cubierta por los medios audiovisuales y las autoridades no tuvieron más remedio que anularla. Ocho comunidades masái de la región de Liondo, en Tanzania, fueron quemadas dejando a 3.000 personas sin comida, agua ni refugio. Policías antidisturbios fuertemente armados prendieron fuego a las casas y depósitos de comida de los masái para expulsarlos de sus tierras ancestrales.
Tres años más tarde, miles de masai se encuentran en situación de indigencia con su ganado, famélico y bajo condiciones de una sequía extrema. De nuevo son forzados a abandonar sus tierras para crear un área de caza para la OBC. Survival insiste en que hay informes inquietantes sobre mujeres masai violadas y brutalmente golpeadas durante los desalojos. Se cree que Otterlo Business Corporation está vinculada a las familias reales de los Emiratos Árabes Unidos y ha mantenido derechos exclusivos de safari y de caza en Loliondo, al norte de Tanzania, desde 1992. La zona está situada en tierras que son tradicionalmente masái, pero, desde que obtuvo la concesión, la empresa la utiliza para organizar safaris de caza de grandes animales.
Mujer masáia, vestida de forma tradicional, en un poblado manyatta cerca de Kajiado, al sur de Kenia. © Adrian ArbibSurvival.
La concesión de caza ha restringido el acceso de los masai a tierras de pastoreo para su ganado, lo que ha desencadenado constantes tensiones entre los masáis y la OBC. Poderosas empresas de safaris caza tienen un historial negativo de impacto en la vida de los indígenas en Tanzania Las recientes atrocidades demuestran que, en estos momentos, la situación es crítica. A las masáis que se manifestaron recientemente en Loliondo contra las violentas expulsiones se les dijo que no tenían derecho a protestar. Los líderes de las comunidades locales han recibido también amenazas anónimas. La quema de comunidades ha cesado, pero se está deteniendo a cualquier masái que arrea ganado en la zona de caza de OBC. Cinco personas han sido ya detenidas sin acceso a defensa legal o fianza, y han sido encarcelados durante seis meses. Otras 10, deben comparecer ante los tribunales el 24 de agosto. En 2007, los hazda, un pequeño pueblo indígena cazador-recolector, escaparon a la expulsión de parte de sus tierras ancestrales, poco después de que la empresa Tanzania UAE Safari Ltd renunciara a su licencia de caza, tras la presión ejercida por los hadza, las organizaciones indígenas y Survival.
Mujer masái con nueve bebés, agazapados en su manto rojo.
Leones descansando en Tanzania – Cortesía de Daniel Dolpire – Imagen tomada de National Geographic.
Flamencos machos, en el lago Natron, a las faldas del Ol Doinyo Lengai (Tanzania), en una imagen tomada el pasado 30 de septiembre. Estas aves, en peligro de extinción, solo encuentran las condiciones para poner sus huevos (lagos con aguas alcalinas) en escasos lugares como zonas de Pakistán, India y en África, en el Gran Valle del Rift – TONY KARUMBA (AFP)
Serengeti, Tanzania. Fotografía de Amnon Eichelberg, tomada por National Geographic.
El humor de esta semana comienza con África. Continúa con Peridis (verano incendiario y 400 euros con “mejoras”), Una ola de calor, de Forges, La otras carreras “olímpicas”, de Ferrán, Tirar del carro, de J. R. Mora, Incendio de la Gomera, de J. R. Mora, El Gobierno, implacable con los políticos chorizos, de El Jueves, Faro, El zapping y Humor indigando.
Pep Roig nos recuerda en su humor: La basura solidaria, La excusa de Arias Cañete, España va bien, Delincuentes privilegiados y Los cuatrocientos euros de lujuria.
Terminamos con tres vídeos. El primero sobre los masáis en Kenya y Tanzania.
El segundo, sobre sus saltos por las nubes.
Florent Pagny.
Y el tercero, sobre un cantante y actor francés: Florent Pagny, que ha grabado en francés, italiano, español e inglés. Entre sus canciones “N'importe quoi”, en 1987, y “Savoir aimer”. En 1997, El tribunal correccional de Versalles lo condena a seis meses de prisión y a pagar una multa de 15.000 euros por fraude fiscal. Este mismo año, se traslada a vivir a la Patagonia, para tener una vida más relajada (según él) y para escaparse del fisco francés (según muchos). Pagny les contestará en 2003 con su canción “Ma Liberté de Penser” [Mi libertad de pensar], donde reclama que le dejen vivir y actuar según sus ideales. En su carrera artística como actor, aparece en las películas “L'inspecteur Labavure”, “L'As des as”, “La Balance”, “A Captain's Honor” y “Fort Saganne”.
Letra traducida de "Mi libertad para pensar":
Puestos a quitármelo todo, coged a mis hijos y la tele
Mi cepillo de dientes mi revólver el coche ya lo habéis cogido.
Junto con los descubiertos bancarios, coged a mi mujer, el sofá,
El microondas, la nevera,
Y hasta mi vida privada
A descubierto de todas formas
Podría vender mi alma al diablo,
Con él nos podemos entender
Ya que aquí todo es negociable, pero no tendréis,
Mi libertad para pensar
Coged mi cama, los discos de oro, mi buen humor,
Las cucharitas, todo lo que pueda tener valor a vuestros ojos,
Y que ya no necesito para nada, puestos a cogerlo todo, no os dejéis
La china escondida bajo la estantería,
Todo lo que es hermoso y tiene valor para mí,
Prefiero que vaya al Abad Pierre
Puedo dar mi cuerpo a la ciencia
Si aún se le puede sacar algo,
Y que ello os dé buena conciencia, pero no tendréis
Mi libertad para pensar
Puedo vaciar mis bolsillos en la mesa
Llevan tiempo agujereados
Soy capaz de bajar mis pantalones, pero no tendréis
Mi libertad para pensar
Puestos a quitármelo todo y a saldarlo,
Para que sus trapicheos vayan bien
Sólo cojo mi pijama de rayas
Y os regalo las naranjas
Y ya puestos, quedáoslo todo
No me llevaré nada al infierno
Ya puestos a cogérmelo todo prefiero ir allí
Si a vosotros os ofrecen el paraíso
Podría vender mi alma al diablo
Con él nos podemos entender
Ya que aquí todo es negociable, pero no tendréis
No, no tendréis
Mi libertad para pensar
Mi libertad para pensar.