Este animal, de apenas medio milímetro de longitud, será probablemente, el último superviviente en este planeta, cuando el sol vaya convirtiéndose progresivamente en una gigante roja, que termine por engullir a Mercurio y eleve la temperatura de nuestro poaneta por encima de los cien grados. El bichito, que puede alcanzar una edad de sesenta años, es capaz de soportar tales temperaturas, e incluso superiores, convirtiéndose en uno de los últimos estigmas de la vida en un hirviente planeta azul. Solo desearía dos cosas; la primera, vivir para verlo, anuque sea una utopía, y en segundo lugar,, que para entonces, nuestra especie haya encontrado la forma de seguir sobreviviendo en el universo, colonizando otros planetas en diferentes sistemas solares.